La predominancia de los cultivos ilegales de hoja de coca, que representa el 40 por ciento de la producción total de departamento de Ayacucho frente al 60 por ciento del resto de los cultivos lícitos, está poniendo en grave riesgo la seguridad alimentaria de la población, pues cada vez se siembra menos papa, maíz, trigo, habas, arveja y choclo, sostuvo el especialista en temas de desarrollo Dennis Pereyra.
“El estudio demuestra la predominancia de los cultivos de coca, que alcanza al 40 por ciento del Valor Bruto de la Producción Agrícola, VBP, en la campaña 2007 y 2008 en Ayacucho» alertó el economista en el programa Diálogo Ciudadano de INFOREGIÓN que se emite desde San Francisco a todo el VRAE.
Pereyra explicó que este porcentaje significa que el 40 por ciento de la economía agrícola de la zona, está dominada por la coca y el 60 por ciento por los productos lícitos.
El especialista sostuvo que esta situación le quita piso y competitividad a los cultivos legales como la papa, que representa un 19 por ciento; alfalfa, con el 16 por ciento; cacao, con 6.5 por ciento; café, 3.8 por ciento; maíz, 3.4 por ciento; trigo, 1.7 por ciento; cebada grano, 1.6 por ciento; olluco, 1.1 por ciento; y el resto de los productos de menor producción que representan el 7 por ciento de la economía agrícola de la región.
“Esto significa que, por cada cien soles que se ha movido en la chacra, 40 soles habrían sido generados por la coca, 19 soles por la producción de
papa, 12 soles por la alfalfa, 6 soles por el cacao, 3 soles por el café y así sucesivamente. Haciendo una suma total en promedio de más 590 millones de soles corrientes», detalló.
Calificó como muy preocupante la situación porque, a pesar de que el precio de la coca en el VRAE es muy bajo en comparación con lo que se paga en otras cuencas cocaleras, la producción de la zona resulta ser más competitiva porque tiene una mayor productividad.
Preocupa seguridad alimentaria
Para Pereyra, lo más preocupante de esta tendencia es que cada vez se está produciendo en menor cantidad cultivos como la papa, el maíz o el trigo, lo que pone en grave riesgo la seguridad alimentaria de la población, realidad que – dijo – debería preocupar a las autoridades de Ayacucho.
“La población está creciendo y demanda mayor cantidad de alimentos. Esto se contrapone con la disminución de estos cultivos, porque los agricultores ven que la coca, a pesar de ser muy riesgosa, les da una salida muy rápida a su situación económica», estimó.
Niños son los principales perjudicados
El economista consideró, más adelante, que se deberían aplicar modelos en las dos provincias donde se encuentra el grueso de la producción de hoja de coca ilegal, que son La Mar y Huanta.
«Hay una competencia desleal entre la producción ilegal de hoja de coca con los cultivos legales, y en lo que se tiene que trabajar es en mejorar la competitividad, trabajar en modelos de desarrollo muy sencillos como los que planteó el señor Carlos Paredes, a través de sierra productiva o selva emprendedora”, añadió.
En ese sentido, resaltó que el Estado debe promover una mayor inversión económica y social, y fomentar mayores mercados que permitan convertir esta zona, con un enorme potencial de desarrollo, en un espacio de mejor calidad de vida para los pobladores que, actualmente, sufren los embates del enemigo número uno del VRAE, que es el tráfico ilícito de drogas.
Opinó asimismo que en todo este marco de producción ilegal, los niños constituyen el grupo más vulnerable.
A mayor producción de hoja de coca, mayor pobreza
Pereyra explicó que la investigación sobre el Valor Bruto de Producción de Ayacucho demuestra que en los lugares donde existe una mayor producción de hoja de coca hay un mayor índice de pobreza.
«Esto comprueba que lo que trae la coca es atraso y nunca avances, pues no hace otra cosa que beneficiar a otras personas mas no a los productores», dijo.
«Para salir de este problema la solución no está en el área militar, lo que se necesita es la conjugación de esfuerzos, no solo de autoridades sino también de la sociedad civil: las organizaciones sociales de base, las organizaciones campesinas y el Estado, a través del fortalecimiento de las capacidades, mejora de las vías de comunicación, mejora de los hospitales y apoyo a la agricultura», puntualizó.
Los comentarios están cerrados.