Obispo castrense pide que se acabe la violencia del narcotráfico y el terrorismo

El obispo castrense, monseñor Salvador Piñeiro, efectuó una visita a las diferentes bases militares y policiales asentadas en la zona del Alto Huallaga, y tras expresarles un mensaje de reconocimiento por la labor que realizan, pidió que se acabe de una vez la violencia del narcotráfico y el terrorismo.

El religioso ofreció una misa en la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús, en Tingo María, a la que se dieron cita los altos mandos del Ejército Peruano y del Frente Policial Huallaga.

En el acto la autoridad eclesiástica resaltó la figura del hombre que recibió las armas del Estado para la defensa de la sociedad y encomió el sacrificio que constituye servir a la patria haciendo frente a la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo.

Que se acaben los enfrentamientos

En su reflexión, el obispo castrense pidió un clima de paz y que se acaben las diferencias entre peruanos. “Que se dejen de lado las diferencias por las ideas y las actitudes, se requiere el desarrollo y el progreso de la patria” dijo al tiempo de recordar el rol preponderante que juegan las fuerzas armadas y la policía nacional en la pacificación nacional.

Ya es hora que se depongan las armas del odio y busquemos las armas de la paz y prosperidad para el Perú
Ya es hora que se depongan las armas del odio y busquemos las armas de la paz y prosperidad para el Perú

“Ya es hora que se acaben los enfrentamientos y que vengan los entendimientos, es cierto que hay amenazas, que no falta este desorden del narcotráfico y la violencia, pero confiamos en que depongan las armas del odio y busquemos las armas de la paz y prosperidad para el Perú”, expresó.

“Muchos me dicen, cómo es que un obispo bendice las armas para la guerra, no, yo bendigo las armas para que nos defiendan, al soldado y al policía para que cuiden de nuestra patria. Si queremos libertad y democracia tiene que haber seguridad y la seguridad nos la dan el soldado y el policía”, agregó el religioso antes de partir hacia Aucayacu y Huánuco.

También en Aucayacu

Concluidos los actos litúrgicos en Tingo María, el Prelado continuó su recorrido hacia Aucayacu en donde ofició una misa por la semana de la virtud policial en el patio de honor de la comisaría del distrito, flanqueado por la escolta de la PNP de Aucayacu y de la Escolta de la Compañía Especial de Comandos Otorongo Nº 115 del Ejército Peruano acantonada en esta localidad.

“El obispo militar tiene que cuidar del soldado y del policía que está en todo el país. Estoy recorriendo el Perú. Antes de llegar acá, estuve en Tarapoto, en Iquitos, Uchiza, Tocache y ahora me encuentro en Aucayacu. Esta es una oportunidad para rezar, alabar a Dios y sentirnos hermanos”, señaló el obispo.

Frente a los últimos acontecimientos de violencia registrados en el Alto Huallaga y el VRAE, en donde muchos militares y policías perdieron la vida, señaló que lo más importante es la comunicación para evitar conflictos.

“En estos últimos acontecimientos hemos notado una falta de comunicación. Pensamos que se entienden las cosas comunicándonos. Podemos discrepar, pero no debe haber discordia en nuestros corazones”, señaló monseñor Salvador Piñeiro.

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