Madre e hija sobreviven de milagro tras ser acribilladas a balazos por desconocidos

Dos mujeres, madre e hija, sobrevivieron de milagro luego que un grupo armado las atacara, las acribillara a balazos y las dejara tendidas en el pavimento creyéndolas muertas, en la localidad de San Isidro de Langemarck, jurisdicción del distrito José Crespo y Castillo, Aucayacu.

Fuentes policiales no descartaron que  el móvil se haya debido a un ajuste de cuentas y precisaron que las víctimas, Virginia Ríos del Águila  de 45 años y su hija Maricruz Lozano Ríos de 19, recibieron dos y siete impactos de bala respectivamente, pero que tras el ataque ambas lograron levantarse y acudir al hospital de Tingo María por sus propios medios.

Según relataron las propias víctimas, ambas habían acudido a la localidad de San Isidro de Langemarck a supervisar el estado de sus plantaciones de café y cacao que tienen en esa zona y tras la jornada diaria se prepararon para retornar a Aucayacu donde residían.

En ese momento tres sujetos a bordo de un motokar azul las interceptaron y las golpearon duramente.  Luego les amarraron las manos en la espalda y las arrojaron al suelo. Fue entonces que los sujetos les descerrajaron los balazos y luego de ello las dejaron como muertas, huyendo rápidamente.

Pero no habían muerto.  Tras el shock inicial, ambas mujeres se levantaron a los pocos minutos y por sus propios medios se dirigieron a las casas de los vecinos para solicitar ayuda, pues debían trasladarse hacia el embarcadero cercano y cruzar el río para volver a Aucayacu.

Virginia Ríos precisó que tuvo que mentir a sus vecinos para que las ayudaran.  “No les dije que nos habían baleado sino que mi hija estaba muy mal de salud y podía morir por un fuerte cólico. Si decía que tenía balazos nadie me iba a ayudar”, explicó.

Tras llegar al embarcadero cruzaron hacia Aucayacu y a los pocos minutos emprendieron el viaje a Tingo María, donde los médicos las sometieron de inmediato a intervenciones quirúrgicas.

La madre presentaba dos impactos de bala a la altura de los hombros con  orificio de entrada y salida, en tanto que la hija recibió en total siete impactos, la mayoría con orificios de entrada y salida, pero que felizmente no comprometieron órganos vitales.

Ambas, según los médicos, se encuentran fuera de peligro, aunque la hija todavía mantiene tres balas alojadas en el cuerpo.