Nueve de cada 10 niños, de 6 a 17 años, el 92% de los menores que viven en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE, deshoja, seca y embolsa hojas de coca que comprará por kilos el narcotráfico que les paga entre 3 y 5 nuevos soles diarios (0,90 a 1,5 dólares), revela hoy un informe preliminar del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Según el estudio de UNICEF, publicado en el diario El Comercio, el 15% de los niños del VRAE involucrados, ha tenido algún accidente de trabajo en sus faenas diarias de acopio, un porcentaje bastante mayor al 4% que se registra en el valle del Huallaga.
En el VRAE, con una extensión de 12.000 kilómetros cuadrados y una de las principales zonas cocaleras del país, donde el narcotráfico opera con la protección de rezagos del grupo armado Sendero Luminoso; los niños trabajan con el visto bueno de sus empobrecidos padres y a sabiendas que esta actividad ocasiona la postergación de su educación.
Sin embargo una encuesta realizada por UNICEF revela que el 78% de los padres considera que el trabajo no interfiere con la educación de sus hijos en tanto que cifras del Ministerio de Educación detallan que los niños que trabajan faltan tres veces más que los otros niños al colegio.
Desde el 2004 las autoridades peruanas recogen en sus informes oficiales la participación de niños en el proceso de conversión de la hoja de coca en droga, según denunció la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas de Perú (Devida) que estima asimismo que el negocio del narcotráfico mueve anualmente 20.000 millones de dólares en Perú.