MADRE DE DIOS. El 27 de enero es una fecha oscura en la memoria de Manuel Calloquispe. Un grupo de hombres vinculados al crimen organizado rodearon su domicilio con el objetivo de propiciar un incendio para acabar con su vida. También, intentaron apedrearla, pero ambos ataques no lograron causarle daño. Pues, una patrulla policial se encargó de trasladar al corresponsal independiente hacia el aeródromo de Puerto Maldonado. a tiempo.
Lima, la capital, era el lugar que las autoridades consideraron el más adecuado para garantizar su seguridad por 15 días. Sin embargo, apenas tocó suelo madrediosense a su retorno las amenazas comenzaron de nuevo. “Me dijeron, ‘nos enteramos que tú has retornado’ me dieron a conocer que me iban a agredir y era mejor que me quedara en Lima un tiempo, porque aquí mi vida corría peligro”, relata el periodista especializado en temas de minería ilegal.
Calloquispe grabó esa llamada, de hecho, supo desde el inicio quien era la persona que le estaba hablando debido a que esta se identificó como el supuesto asesor de un comité de lucha de la zona. “La amenaza fue abierta y directa, y él sabía que yo lo estaba grabando. La Policía me dijo en todo momento que estaban conmigo”, recuerda.
En ese entonces, las calles de Madre de Dios permanecían tensas por las protestas contra el Gobierno, las cuales no daban señales de cesar en la región amazónica y tampoco en todo el país. En Puerto Maldonado, un efecto de los bloqueos acatados por la ciudadanía fue el desabastecimiento e inflación masiva en el precio del combustible. Una situación que, según Calloquispe, fue causada por culpa de los grupos criminales dedicados al narcotráfico y la minería ilegal, los cuales afirma estuvieron detrás de la organización de las manifestaciones.
“Lo que buscaba el grupo que estaba manifestándose contra Dina Boluarte, si bien era un tema estrictamente político, en el fondo era un interés de la minería ilegal, el narcotráfico y el tráfico ilegal de tierras y de los que siembran coca en Madre de Dios, que se habían organizado y quería tener el control de la región, porque saben que si la economía sostenible funciona y la actividad económica formal se consolida, ellos no tienen espacio”, opina.
“Cuando volví, yo no salía de mi casa. No podía cubrir, porque las manifestaciones continuaban en Madre de Dios. Entonces, las actividades que hacía en ese momento eran solo con la Policía y los días siguientes siempre tenía a mi disposición a un efectivo que me podía acompañar”, revela.
Un tiempo después, en la quincena de marzo, “la cosa estaba más tranquila”, cuenta Calloquispe. No obstante, esa tranquilidad fue momentánea. Hasta ese momento, el periodista no tenía ninguna noticia sobre los avances en relación a la denuncia que presentó ante la Fiscalía, cuando fue evacuado a Lima a inicios de enero.
“Como los hechos ocurrieron en Madre de Dios, la denuncia se transfirió a una fiscalía de la región. La Defensoría del Pueblo de Lima me dijo que coordinarían directamente con la oficina defensorial en Madre de Dios para que ellos monitoreen la demanda. Nada de eso pasó. Nunca me llamó la Fiscalía, ni Defensoría del Pueblo. Yo he pedido en Lima que me den una protección para periodistas en riesgo, pero eso no se ha dado hasta ahora. No me han llamado para ninguna audiencia, ni cita de declaración en Madre de Dios”, advierte Calloquispe.
A pesar de esta situación, el corresponsal de Inforegión, así como de los medios El Comercio y Latina TV, es conductor de su programa radial de título La Cara del Pueblo, el cual decidió retomar en abril de este año, además del resto de sus actividades laborales. Hoy, teme que esa normalidad sea pasajera.
“Si bien se han desbloqueado las vías, luego de 36 días de bloqueo, percibo todavía que mi situación no es del todo segura, porque cuando salgo a la calle no falta alguien que me reclame que ha estado presente en la manifestación, o la gente que me dice que tenga cuidado. Siempre hay gente que te está alertando o te está contando qué están pensando hacer [los grupos criminales]”, expresa con preocupación.
Al final de esta entrevista, Calloquispe confiesa que no ve un futuro alentador, respecto a la desestabilización de los grupos ilegales dedicados a las economías ilícitas, que dañan los bosques e impactan en el entorno social de las comunidades locales e indígenas. En ese sentido, remarca que la investigación periodística es fundamental para continuar generando autocrítica y diálogos que inviten a la población a involucrarse cada vez más en esta realidad que sucede fuera de Lima.
“Hay gente que valora el trabajo y está de acuerdo con la línea de acción que hemos tomado. Acá había que defender a la Amazonía; yo lo dije con toda claridad cuando estuve en Lima, en esto está comprometida la Policía, la Fiscalía y los jueces del Poder Judicial, porque ninguno de los que integran estos grupos criminales tienen denuncias. ¿Cómo es que no tienen ninguna investigación? Algo está mal”, afirmó el corresponsal.
“Ya no es solamente oro, ahora también es narcotráfico y el tráfico de tierras, porque la minería ilegal cada vez más requiere espacios para poder hacerse. No es solamente en [la zona de minería ilegal] La Pampa. Mi mayor temor es que con el tiempo ellos logren controlar la economía y también a nivel político en toda la región”, concluyó.