LIMA. Hoy se cumplen 36 años de creación del Bosque de Protección San Matías San Carlos, el cual se sitúa en los distritos de Huancabamba, Puerto Bermúdez y Villa Rica, provincia de Oxapampa, región Pasco. En este espacio se custodia una importante variedad de flora y fauna de nuestra selva central. Además, allí se realizan acciones conducentes a preservar valores culturales de las comunidades Asháninka y Yanesha de la zona.
Se trata de una Área Natural Protegida (ANP) creada un 20 de marzo de 1987 mediante Resolución Suprema nº 0101-87-AG/DGFF. Esta resguarda la cuenca alta de los ríos Pichis y Palcazú, ubicada en la cordillera San Matías y San Carlos. Tiene un rango altitudinal que va desde los 300 hasta los 2250 m.s.n.m.
En el ANP se observan el lobo de río, el oso de anteojos, la sachavaca, el otorongo, el sajino, la huangana, el venado, el mono choro y el picuro. Esta última especie constituye una de las principales fuentes de proteínas de las comunidades nativas asentadas en el ANP. En cuanto a las aves, se ven el gallito de las rocas, el águila crestada, la tucaneta, el paujil y loros.
Sobre la flora, citemos la caoba, el tornillo, el nogal, el cedro y la uña de gato. Esta última es usada de modo medicinal por las poblaciones y representa una oportunidad para fomentar su comercialización a través de un manejo sostenible del bosque. Para profundizar en la situación en que se encuentra, los trabajos y retos que implican la gestión de esta ANP, INFOREGIÓN entrevistó a Deyanira Mishari Ochoa, jefa de esta ANP; Alex Botgger, vicepresidente de su Comité de Gestión y al guardaparques Boris Montes.
Situación e importancia
Esta ANP “tiene un estado de conservación del 84% de su biodiversidad. Hacemos el esfuerzo de conservar 145 818 hectáreas. Se protegen bosques de las partes altas de dos cuencas hidrográficas: Pichis y Palcazú que corresponde a las cordilleras de San Matías y San Carlos. Por sus servicios ecosistémicos provee de agua a más de 50 mil pobladores”, afirmó Mishari.
Citó que, además, en esta ANP se promueve el mantenimiento y desarrollo de los valores culturales de las comunidades nativas Asháninkas y Yaneshas. Ellos realizan un uso sostenible de varios recursos del ANP y están involucrados en su gestión al integrar el Comité de gestión. Añadió que estas también participan en labores de vigilancia para fortalecer la prevención y reducción de amenazas en el bosque de protección.
Por su parte, Alex Botgger resaltó que el ANP es un “corredor biológico”, es decir, es la “carretera” por donde se desplazan importantes especies como el oso de anteojos o el otorongo que viven en el Parque Nacional Yarachara Chemillén y la Reserva Comunal El Sira. Añadió que los principales ríos de los valles Pichis y Palcazú nacen en este bosque de protección.
En tanto, en su calidad de guardaparque, Montes destaca las labores de preservación en las cabeceras de cuencas que nacen de las cordilleras San Matías y San Carlos que beneficia a las poblaciones situadas en zonas bajas. Además, subrayó “la convivencia e interrelación (que se sostiene) con las comunidades nativas. Es una experiencia muy importante que se gana en el día a día como guardaparque”.
Actores locales y su aporte a la gestión del ANP
Mishari subrayó la labor que desarrolla su jefatura con el Comité de gestión del ANP. Este “es un espacio importante porque permite articular acciones”. Botgger citó que el ANP tiene limitaciones presupuestales, de personal, logísticas, pero las labores se potencian con el aporte colectivo del comité. “Las instituciones que lo conformamos asumimos ciertas actividades bajo el marco de nuestras competencias y así contribuimos al cumplimiento de metas”, afirmó.
La instancia se encuentra conformada por representantes de la Federación de Comunidades Nativas Yaneshas, Asociación de Nacionalidades Ashaninkas del Pichis, comunidades colindantes, las municipalidades de Puerto Bermúdez, de Constitución, de Palcazú. La lista se completa con miembros del Programa Bosques, Serfor y de empresas como Petrolífera Petroleum y Tropic-X.
Botgger añadió que el comité aportó en la actualización del Plan maestro del ANP que se culminó tras la pandemia. Mishari aclaró que este es un instrumento de planificación de estrategias del ANP del más alto nivel a ser implementado en cinco años. “Nos permite desarrollar un modelo participativo de todos los actores donde asumen compromisos por la conservación del ANP”, consideró.
Riesgos y retos
Una de las amenazas más importantes con las que tienen que lidiar el personal de este bosque de protección es el cambio en el uso de los suelos, lo cual genera pérdida de territorios para darles usos económicos no permitidos, lamentó Mishari. Casos de tala ilegal también se reportan en la zona, sobre todo de especies de árboles tan importantes como el cedro y el tornillo.
A ello se une un número reducido de personal con que cuenta esta ANP para conservar el rico patrimonio que encierra. Ante ello, “con el apoyo de vigilantes comunales hacemos el esfuerzo de implementar las tareas de conservación”, precisó Mishari.
El saneamiento de tierras se debe seguir trabajando, anotó Botgger: “Tenemos los límites en el mapa, pero en el campo falta la delimitación física y en algunos casos la georreferenciación de las comunidades colindantes con el área para poner los hitos”. Por ello, se conformó una comisión para la contratación de una entidad como coadministradora de la ANP “que nos ayudará a canalizar fondos sobre todo en vigilancia y saneamiento”, citó.
Mishari también anotó la importancia de reforzar labor conjunta de conservación y gestión con otras entidades. Resaltó la necesidad de impulsar la implementación de una “plataforma de gestión multinivel” para afrontar diversas problemáticas recogiendo las voces de todos los actores.
Y bajo esa visión añadió que se debe articular la implementación del Plan maestro con otros actores locales, provinciales o regionales. Recordó el caso de la región Pasco que plantea zonificaciones que afectan cabeceras de cuenca. En cuanto al Comité de gestión dijo que es preciso involucrar más a los tomadores de decisiones en sus reuniones.
Un trabajo que debe continuar
Boris Montes, desde su labor como guardaparque que desempeña en la zona desde el 2015, se mostró convencido de la importancia de proseguir las labores de conservación: “Debemos continuar protegiendo nuestra ANP como fuente de biodiversidad que nos provee de sus servicios ecosistémicos para que así las generaciones futuras también puedan beneficiarse con ellos”.