AMAZONÍA. En el Valle del Aspuzana, ubicado en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul, entre los departamentos San Martín, Loreto, Ucayali y Huánuco, los árboles de cacao contribuyen en la conservación de esta área protegida y en el desarrollo económico sostenible de las familias que viven a su alrededor.
Las prácticas agrícolas dañinas para el ambiente de esta zona, entre ellas la deforestación, están siendo cada vez menos utilizadas por los agricultores dedicados a la producción de este importante recurso, gracias al uso de una moderna planta de poscosecha. Esta cuenta con una zona de capacitación, área de fermentado y un techo de secado con bandejas de malla plastificada que poseen una capacidad de almacenamiento para 500 toneladas.
La administración de esta planta busca estandarizar la calidad de los granos de cacao, con el propósito de obtener las certificaciones de garantías internacionales, orgánica y de Comercio Justo (fair trade), ofreciendo al consumidor seguridad acerca del producto.
En ese sentido, con el fondo de inversión de la organización internacional Althelia Ecosphere, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas del Perú (Sernanp) y el Centro de Conservación, Investigación y Manejo de Áreas Naturales (CIMA), este es el tercer año consecutivo en que cerca de 1200 agricultores, distribuidos en 3000 hectáreas, son beneficiados con el tratamiento de esta planta. Al respecto, Inforegión conversó con Daniel Ordoñez Hiayamí, quien actualmente trabaja como gerente de esta planta.
“La planta, a través de su equipo técnico, nos da asistencia a los agricultores para que mejoren la calidad y cantidad de su producción. Entonces, si un agricultor tiene dos o tres hectáreas que produce bien no va tener la necesidad de que él siga deforestando, esa es una de las grandes ayudas. Nosotros queremos que al quinto año, esta planta llegue a tener una producción de 500 toneladas anuales”, señaló el gerente de la planta.
No obstante, este parque nacional aún está expuesto a amenazas, como las plagas o infecciones de hongos que atacan los cultivos de cacao.
“La presencia del Estado es casi cero. Una de las amenazas más grandes son las plagas y enfermedades, como la moniliasis y el mazorquero. Nosotros estamos trabajando en ayudar al agricultor a controlar estas dos enfermedades”, explica Ordoñez Hiayamí.
Otro hecho a resaltar son las oportunidades que ha ofrecido el cacao a los agricultores que antes se dedicaban al cultivo de hoja de coca, actividad que conllevaba para ellos todos los riegos que supone su criminalización dentro de las actividades que ejecutan las redes de narcotráfico.
“La coca no es rentable para el agricultor en esta zona. Los operativos son cada tres días y eso que no hay erradicación, muchos pobladores que estaban dedicados a este negocio ahora están en las cárceles y a raíz de esa presión que está haciendo la Policía, los agricultores nuevamente están retomando el tema del cacao”, aseguró.
Finalmente, respecto a los programas de desarrollo alternativo, actualmente los agricultores demandan un acompañamiento técnico permanente a las entidades y organismos oficiales para aumentar el crecimiento de la producción local de cacao en el Valle del Aspuzana, y así persistir en la protección de la biodiversidad de este valioso ecosistema.