LIMA. La polémica de las criptomonedas no tiene cuando parar. Con Bitcoin a la cabeza, el mercado se ha descapitalizado hasta retroceder a menos de $ 1,5 billones, algo que ha espoleado a detractores y defensores de las criptomonedas a realizar todo tipo de análisis que expliquen sus diferentes posturas. Sin embargo, a pesar de todo, las criptomonedas están siendo cada vez más aceptadas por una industria financiera que observaba primero con desprecio y luego con una profunda desconfianza.
Además, hay que incidir en el enorme gasto energético que la minería y validación de las operaciones en la blockchain de algunas criptomonedas consume, algo que no sólo tiene una huella ecológica nada desdeñable, sino también un enorme coste económico.
La población no bancarizada
Las criptomonedas ya no son sólo un asunto para los grandes inversores, los fondos institucionales y la banca internacional, ya que la aceptación cada vez mayor de estos activos por servicios de pagos en línea como Skrill, PayPal, etc. pueden ayudar a integrar en la economía formal a no pocos ciudadanos que de otro modo no están teniendo acceso a operar mediante bancos.
Aunque las cifras oscilan mucho, se estima que en el 2019, sólo el 44% de la población adulta de Perú estaba bancarizada, y, aunque el porcentaje aumentaba hasta el 51% en el caso de la población adulta urbana, la cifra es demasiado baja y se vuelve dramática si se une a los efectos de una pandemia como la actual, ya que, por poner un ejemplo, es mucho más lento y difícil el simple hecho de cobrar una ayuda pública durante un confinamiento si no se tiene una cuenta bancaria, y esta es sólo una de las características de integración social que ofrecen las criptomonedas.
¿Es necesario regularlas?
En el 2021, las transacciones con criptomonedas en Perú aumentaron 258%, siendo 70% de esos movimientos para compra y venta de criptomonedas como Bitcoin. Ahora bien, como se mencionó, una de las características más atractivas de las criptomonedas es su internacionalización y el hecho de que no se encuentran respaldadas ni son emitidas por ninguna entidad bancaria central. Siguiendo esa línea, algunas posturas apuntan a mantenerlas desreguladas para no generar sobre costos en las transacciones.
Por otro lado, también es necesario enfatizar en que, justamente por esa característica especial, su rastreo es mucho más complicado, por lo que las operaciones con criptomonedas abren una puerta fácil para actividades ilegales como el lavado de activos o la evasión tributaria. Asimismo, muchos establecimientos están optando por usar las criptomonedas como una vía de transacción para la compra de bienes y servicios. Ante la falta de regulación, les resulta más difícil poder mantener esa vía como algo estable.
En suma, el escenario actual apunta que una regulación legal de las criptomonedas sería pertinente, a fin de evitar su uso para actividades ilícitas, así como para permitir que su comercio y circulación sea más entendible a los usuarios. No obstante, para dicho fin, es necesario que se lleven a cabo diagnósticos y estudios del mercado que logren entender a profundidad su funcionamiento.
Los comentarios están cerrados.