Este año, según el “Estado de la inseguridad alimentaria y la nutrición en el mundo«, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 16 millones de peruanas y peruanos se encuentran en situación de inseguridad alimentaria.
Antes de la pandemia de la COVID-19, el Perú estaba por encima de los 8 millones de personas en esta condición. En el 2022, esta cifra se ha duplicado a niveles nunca antes observados. Este problema va de la mano con un aumento acelerado de la pobreza en nuestro país.
Tal como el Instituto Nacional de Estadística (INEI) señala, en el 2019 el 20.2% de la población estaba en situación de pobreza; en 2020 aumentó a 30.1% y si bien en 2021 bajó a 25.9%, el Perú está lejos aún de los niveles pre pandémicos.
La mayoría de los indicadores de la inseguridad alimentaria están al alza: la anemia, el sobrepeso y la obesidad. Todo ello debido a que más de la mitad del país no puede acceder a una dieta saludable, ya que esta cuesta USD 3.28 por persona al día. Por ello, esta situación no deja más alternativa que el consumo de alimentos ultra procesados con alto contenido de azúcar, sal y grasas saturadas perjudiciales para la salud.
La actual crisis mundial está empeorando. Asimismo, la inflación da como consecuencia el aumento de los precios de alimentos y combustibles, y la escasez de fertilizantes, que, sumado a los efectos palpables del cambio climático, no muestra visos de pronta o fácil solución.
En este sentido, la FAO expresó su preocupación por la situación descrita y llamó a la acción urgente y sostenida del Gobierno, la sociedad civil, el sector privado, los medios de comunicación, la academia y la cooperación internacional para frenar y revertir la altísima vulnerabilidad que enfrenta el país.