Un insumo importante en la buena gestión que se ejerce en el Parque Nacional Cordillera Azul (PNCAZ) está encarnado en las comunidades nativas de su zona de amortiguamiento. Ellas son protagonistas de muchas acciones mancomunadas que redundan en la conservación del parque así como en el desarrollo de sus respectivas comunidades. Para tener una visión más cercana de esta realidad es que conversamos con Claudio Pérez, quien es presidente de Comunidad Nativa Yamino. Él nos compartió sus impresiones y la labor que cumplen en la buena gestión del PNCAZ.
Recordemos que el PNCAZ tiene una superficie de 1 353 190.85 hectáreas y se ubica en las regiones Loreto, San Martín, Huánuco y Ucayali. Su zona de amortiguamiento cubre desde el río Huallaga al río Ucayali, un total de 2.3 millones de hectáreas que albergan más de 500 centros poblados y comunidades nativas, siendo alrededor de 120 las más cercanas a este parque. El parque tiene un modelo de gestión participativa en donde intervienen de manera directa en su gestión el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) y la ONG CIMA.
Datos sobre la Comunidad Nativa Yamino
Conozcamos un poco más de la comunidad que lidera Claudio Pérez. La Comunidad Nativa Yamino es de origen Kakataibo y fue establecida en el 2004 en el distrito de Padre Abad, en la provincia homónima, situada en la región Ucayali. Su territorio cuenta con título de propiedad y alcanza una extensión de más de 10 mil hectáreas. Además cuenta con más de 20 mil hectáreas de bosques bajo la modalidad de sesión de uso. Entre las principales actividades económicas de esta comunidad nativa están el turismo, la artesanía y la agricultura.
Pérez nos señaló que en su comunidad se mantienen orgullosos de conservar sus raíces culturales. «Practicamos nuestras costumbres ancestrales. Seguimos hablando nuestro idioma, practicando nuestras danzas, tomando masato, elaborando flechas. Eso es lo que nos han dejado nuestros abuelos y tenemos que seguir cultivando», afirmó con orgullo. Sin embargo, lamentó observar que otros pueblos indígenas cercanos van perdiendo sus costumbres autóctonas.
«El plan de calidad de vida nos ha servido de mucho»
«Hemos trabajado el plan de calidad de vida de la Comunidad Nativo Yamino con CIMA. Este es una herramienta de gestión donde establecemos prioridades más urgentes de la comunidad en temas como agua, turismo, artesanía, agricultura. Ese plan nos ha servido de mucho», resaltó Pérez. Cabe añadir que el plan es un instrumento participativo de análisis, planificación y ejecución de procesos y actividades orientados a brindar oportunidades de desarrollo sostenible a los miembros de la comunidad, así como para conservar sus saberes ancestrales y proteger sus territorios. La gestión del parque apoya ese plan.
El presidente de Comunidad Nativa Yamino detalló que el plan contempla el desarrollo de actividades a corto y a largo plazo, es decir a tres y a 10 años, respectivamente. El contenido de este instrumento es actualizado cada tres años, precisó. «El plan lo implementamos con nuestros propios recursos y gracias a CIMA que nos acompaña en el tema de gestiones y en actividades como en la artesanía y el turismo», resaltó.
Precisamente en dicho plan se ha priorizado el turismo como pilar de desarrollo sostenible para esta comunidad nativa. Y es por por ello que CIMA y la Asociación de Turismo Ecológico Saludable Nuiña Kama Jisti de Yamino han acordado trabajar juntos para impulsar esta actividad a favor de esta población kakataibo. Los detalles considerados en este rubro los veremos líneas más abajo.
Pérez, además, resaltó que «una de las actividades muy importantes que nos sirve hasta ahora para seguir trabajando es la zonificación que hemos trabajado con CIMA. A través de esto sabemos de dónde a dónde podemos trabajar en temas como agricultura, ganadería y aprovechamiento maderable» y así desarrollar actividades a favor del desarrollo local con seguridad.
Si damos una mirada a lo que significa un plan de calidad de vida a las comunidades beneficiadas por la gestión del PNCAZ cabe decir que unas 4269 familias de 36 comunidades cuentan con un plan de vida establecido (incluyendo nueve comunidades nativas). Unas 800 familias de cinco comunidades cuentan con escuelas mejoradas y 166 comunidades tienen mejor acceso al agua.
Impulso al turismo y la artesanía
Como se ha visto la Comunidad Nativa Yamino tiene en el turismo uno de sus pilares para el desarrollo, razón por la que Pérez destacó la futura implementación de más infraestructura para atender a los turistas. Como dijimos CIMA y la Asociación de Turismo Ecológico Saludable Nuiña Kama Jisti de Yamino laboran conjuntamente para el desarrollo de proyectos de negocio sostenible como este que están enmarcados dentro del plan de actividades económicas sostenibles, bajo el la cual CIMA prestará apoyo con el financiamiento y la asesoría respectiva.
Es por ello que se planea ampliar el hospedaje ecológico, y de esta manera se sumará a los tres bungalows y el baño compartido ya existentes. También se contempla la construcción de un bungalow familiar con baño incorporado, un pequeño restaurante y una oficina administrativa y la recepción. Está proyectado, además, mejorar las rutas turísticas locales e instalar una torre de observación.
Está contemplado, también, que para desarrollar capacidades de turismo en la zona se lleven a cabo capacitaciones en cuanto a la gestión hotelera, la atención al cliente, así como en guía turística. Con este proyecto se beneficiarán las 43 familias que integran la Comunidad Nativa Yamino, así como también se dará impulso a emprendimientos de las asociaciones de artesanas y productores cacaoteros.
La artesanía es otro filón de desarrollo local para esta comunidad kakataibo. Así lo hizo notar Pérez durante nuestra conversación. «En tema de artesanía, CIMA nos sigue apoyando desde el 2009 en capacitaciones a las artesanas en tallado, acabado, de los productos que elaboran y con donación de algunas máquinas para que puedan trabajar. Así venimos trabajando con CIMA que es un soporte más para la comunidad para seguir mejorando la calidad de vida de la comunidad», afirmó Pérez.
«No somos depredadores del bosque»
«Somos pueblos indígenas, trabajamos con nuestros recursos maderables, pero de manera legal. Tenemos un permiso forestal que el Estado nos aprueba. Hacemos un trabajo sostenible. Con lo que recibimos por la madera planificamos actividades en artesanía, agricultura y turismo. No que es que talemos o depredemos. No somos depredadores del bosque. Espero que las instituciones nos sigan apoyando en el cuidado de nuestro bosque, que es primordial para las comunidades nativas». Así se expresó Pérez al remarcar el compromiso que tiene su comunidad en el desarrollo sostenible de actividades productivas.
Seguidamente, destacó que un trabajo ligado con las entidades vinculadas al manejo del PNCAZ es el cuidado del territorio kakataibo, a través de los patrullajes. «Tenemos que hacer la coordinación con el coordinador de CIMA en Aguaytia. CIMA nos pone uno o dos guardaparques para patrullar el territorio de la comunidad y también del parque», anotó. Bajo una acción mancomunada se «realizan salidas al campo para verificar cómo se encuentra el territorio», añadió. «Esos trabajos están contemplados en el acuerdo azul con Sernanp», anotó.
Como se puede observar, el aporte de las comunidades nativas como la de Yamino se une a la labor de entidades privadas y públicas en la gestión del PNCAZ que ha merecido ser considerada como modelo mundial al ser incluido en la Lista Verde de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en el 2018 durante la COP 14. Con esta inclusión se reconoció a nivel internacional el buen estado de conservación y óptima gestión del ANP como aporte al desarrollo sostenible. Ejemplos como este urge replicar en nuestro país.