Como parte del ciclo de «Diálogos del Aguaje y otras palmeras amazónicas» que desarrolla la Escuela Amazonía Que Late, un grupo de especialistas analizó las posibilidades y potencialidades para implementar un modelo de desarrollo sostenible para nuestra Amazonía a través del aguaje. Se abordaron temas como la importancia de su ecosistema, la demanda del producto, los mercados a conquistar, el trabajo multisectorial a realizar para concretar su uso sostenible, etc. El evento fue moderado por Karina Pinasco, directora del Programa de Políticas e Incidencia de la Asociación Amazónicos por la Amazonía (AMPA).
En esta primera sesión se abordó el «Modelo de negocio sostenible del aguaje como base para un desarrollo rural bajo en emisiones en la Amazonía Peruana». Al respecto, Gustavo Suarez, de Earth Innovation Institute, resaltó que el aguaje nos da la oportunidad de cambiar el modelo de desarrollo amazónico para abandonar el beneficio rápido que algunos obtenían. Citó que el aguaje tiene un gran potencial para brindar productos sanos en consonancia con la conservación ambiental. Resaltó que hay que conocer los factores para ponerlo en valor y que la población rural debe ser su principal beneficiadora.
A su turno, Gabriela Rivera, de la Embajada del Reino Unido en el Perú, comentó la importancia que ese país europeo otorga a las iniciativas ligadas a los bionegocios con participación de población indígena. Citó que en el marco de la COP 26 se acordaron espacios de cooperación a favor de la Amazonía, en los que ese país participa en su implementación. Destacó que con este tipo de diálogos en los que participa con otras entidades alimentará sus programas de cooperación con el Perú.
Daniel Coronel, de Tropical Forest Alliance, dijo que el aguaje es el caso más avanzado entre los superfrutos para convertirse en un éxito. Detalló que aún su comercialización es doméstica y que hay grandes áreas como base productiva. Resaltó que existe la oportunidad de tener un mercado diversificado con este fruto y que hay empresas que quieren apoyar esta promesa. Como el fruto se da en tierras de comunidades, se debe tener trato especial socioambiental, advirtió, en el que se requiere un enfoque basado en la naturaleza y no replicar modelo extractivista.
Detalló, además, los retos a tener en cuenta para implementar: tener modelos de negocio libres de deforestación e inclusivos, destrabar condiciones habilitantes, articular la cadena de valor, y los incentivos financieros. Recordó que existe la experiencia de los superfrutos en el Abanico del Pastaza como área de aprovisionamiento sostenible e inclusivo de aguaje.
Miguel Tang, de Cooperamaz, citó que los aguajales tienen un área, sobre todo en la cuenca del Marañon, que es 10 veces el área de cultivo del café en la Amazonia. Resaltó que no requiere abonamiento. Señaló cuatro factores para hacer del aguaje un negocio escalable: el tamaño del mercado (tendencia a leches veganas, su aceite, etc), estandarización (plantas de proceso de aguaje), especialización de cadena de valor (qué tipo de participación deberán tener las comunidades), recursos clave (aguajales saludables, asociaciones productoras, plantas de proceso, empresas y Estado articulados, mecanismos financieros).
El evento prosiguió con una Mesa de Diálogo en la que el primer ponente fue Raúl Dancé, gerente de operaciones de Green World Forestry, quien resaltó que su entidad es de las primeras empresas concesionarias de bosque presta a presentar un plan de manejo y operativo ante Gerfor. Citó que el superfruto es un recurso abundante y desean darle el mayor valor agregado posible (aceites, uso cosmético, comestibles), pues hay mercado para ello. Hay necesidad para vincularse con la autoridad, los grupos sociales y la entidad privada para avanzar, acotó.
En tanto, Nanno Kleiterp, presidente de European Development Finance Institutions, dijo que es clave ver hasta donde se quiere llegar. Citó que hay avance a pequeña escala, por lo que hay que involucrar a la población, sector publico, gobierno regionales, sector privado, y hacer un plan integral con visión clara, pues ello es clave para tener financiamiento. Añadió que es vital tener claro el marco legal, la naturaleza del mercado, los impuestos, los subsidios, etc, así como también las necesidades del cliente. Remarcó que el Estado tiene un rol clave para alcanzar financiamiento.
Por su parte, Kevin Kim, gerente gral. de One World Trade, afirmó que desde Corea del Sur la entidad en la que labora trabaja para dar a conocer la existencia y las bondades del aguaje en el mundo, pues lleva años realizando investigaciones sobre este superfruto. Se busca desarrollar aplicaciones en el mundo de la gastronomía, la medicina, etc; es decir, el campo de investigación está lejos de haber terminado. Llamó la atención que aún en el mundo latino hay mucho desconocimiento sobre el aguaje y sus bondades.
Seguidamente, Alberto Suarez, coordinador gral. de Amarumayu, precisó que, en general, en nuestra Amazonía el mundo del aguaje se mueve en la informalidad; y que este llega a los consumidores a través de intermediarios. Recordó que el 80% de palmera de aguaje que llega al mercado local es talada, cosa contra la que se lucha. En ese sentido, precisó que hay que vencer la tentación del extractivismo, como sucedió con el camu camu. Citó que en la cadena de valor es clave tener una relación directa con la comunidad.
A su vez, Fabiola Muñoz, coordinadora de la Coalición por una Producción Sostenible, dijo que el rol del Estado es poner los incentivos para un mercado sostenible y desincentivar las malas prácticas. Para evitar la tala de la palmera se debe persuadir que su uso sostenible es más provechoso. Además, se debe facilitar su aprovechamiento de parte de las comunidades; aquí la información es clave, acotó. Finalmente, resaltó que el Estado debe comprender que el potencial de este superfruto es mayor que el del café, como parte de la promoción de una bioeconomía en el país.
En tanto, José Álvarez, director gral. de Diversidad Biológica del Minam, afirmó que el principal desafío es la formalización y hacer sostenible la oferta del superfruto. A ello se añade acabar con su tala. Resaltó que la cadena de valor del aguaje debe garantizar su manejo sostenible de parte de comunidades formalizadas que lo puedan aprovechar, de esta manera el consumidor sabrá que al adquirir sus productos contribuye a la conservación de ecosistemas. Hay mucho espacio involucrado, pues en la selva baja no hay comunidad que no tenga un aguajal, recordó.