La Asociación para la Investigación y Desarrollo Integral (Aider) realizó un evento virtual en relación a los bonos de carbono, un mecanismo internacional de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero basado en el manejo sostenible y conservación de los bosques, el cual permite que actores como las comunidades indígenas mejoren su calidad de vida.
En ese sentido, Sylvia Mayta, responsable del área de Servicios Ecosistémicos de Aider, señaló que la organización a lo largo de los años ha contribuido al desarrollo de proyectos REDD+ o iniciativas tempranas a través de actividades para evitar el avance de la deforestación y la degradación trabajando directamente con los miembros de las comunidades nativas y otros actores. Asimismo, canaliza el financiamiento de la venta de los bonos de carbonos para que llegue directamente al campo y, así seguir implementando estas actividades.
“A través de los tres proyectos que Aider viene desarrollando desde el 2010, se han evitado deforestar 21 655 hectáreas y se han evitado emitir poco más de 8 millones de toneladas de carbono, de los cuales poco más de 7 millones corresponden a créditos de carbono o bonos de carbono que pueden ser comercializados”, agregó. Cabe aclarar que estos proyectos se desarrollan en las siete comunidades nativas shipibo, conibo y cacataibo en Ucayali, así como en la comunidad nativa Infierno y en la comunidad nativa de Bélgica, ambos ubicados en Madre de Dios.
En el evento virtual denominado “Hablemos sobre el bono de carbono, su contribución al desarrollo sostenible y la conservación de la biodiversidad”, también participó Liz Cantero, coordinadora de Aider en Madre de Dios, quien habló sobre el proyecto REDD+ en las áreas naturales protegidas de Tambopata y Bahuaja Sonene, el cual se viene implementando en el marco de un contrato de administración suscrito con el Estado para conservar los bosques de ambas áreas y generar desarrollo en la población aledaña a estos bosques.
Respecto al proceso, señaló que Aider realizó una proyección de deforestación y estimación de emisión de gases de efecto invernadero sobre un periodo de 10 años para saber las amenazas que presentaban las áreas. Con los resultados plantearon estrategias que ayudaron a mitigar la presión de los bosques que permitieron que en el 2014 lograran financiar dicho proyecto REDD+ a través de los bonos de carbono. Este proyecto abarca el monitoreo biológico y la promoción de investigación, así como la agroforestería, el fortalecimiento organizacional, el control y vigilancia, y la gestión del proyecto.
Al respecto Jaime Nalvarte, director ejecutivo de Aider dijo que “estas son experiencias reales que han permitido ubicar al Perú en un lugar estratégico y posicionarlo en el tema”. Según explicó, fueron invitados por el Gobierno de Colombia a contar sobre el modelo de cogestión participativa de Tambopata para seguir dicho modelo. En donde el Estado sigue teniendo la autoridad de las áreas naturales protegidas pero la administración está en manos de la sociedad civil, lo cual facilita procesos y toma de decisiones.
La gestión participativa y el rol del estado
En ese sentido, Victor Zambrano, presidente del Comité de Gestión de la Reserva Nacional Tambopata también enfatizó sobre el rol del Estado, el cual debe ser el de promover la inversión para generar recursos económicos necesarios que permitan cuidar el bosque y mejorar la calidad de vida de sus usuarios.
Asimismo, Zambrano recordó la necesidad de abordar el cómo potenciar a las áreas de conservación privadas, que también son protectoras del bosque y de la conservación de la biodiversidad. “Este tema es crucial porque contribuye en la zona de amortiguamiento y en la protección del área natural protegida. En Madre de Dios, tenemos ya más de 30 áreas de conservaciones privadas, donde sus propietarios asumen un rol protagónico en defensa de esos recursos y su biodiversidad”, finalizó.
Por otro lado, en el evento también participó Juan Carlos Gonzales, cofundador de la empresa The Shared Wood Company, quien destacó que la gestión participativa más la inversión privada son fundamentales para la conservación de los bosques y la lucha contra el cambio climático, por lo que el marco regulatorio tiene que darse desde la perspectiva de cómo empoderar a los actores dentro de esta nueva herramienta de financiamiento e inversión en los servicios ambientales y el carbono.
Normativas enfocadas en el diálogo
Milagros Sandoval, Directora de Mitigación de Gases de Efecto Invernadero y directora general de Cambio Climático y Desertificación, comentó en la reunión que desde el Ministerio del Ambiente están abiertos al diálogo para mejorar el proceso sobre la propuesta normativa que vienen presidiendo. Además, destacó que vienen recibiendo más de 200 comentarios escritos de más de 25 diferentes organizaciones privadas y públicas que demuestran el interés en el tema por parte de diferentes actores.
“Hemos recibido comentarios positivos en relación a temas, por ejemplo, vinculados a salvaguardas, vinculados a la necesidad de dar claridad y seguridad jurídica en estos procesos, entre otros. Y por supuesto hemos recibido comentarios relacionados a mejoras para dar mayor claridad de qué es lo que verdaderamente queremos normar en estos procesos. Entonces, sin duda, yo lo que quisiera es dejar el mensaje de que seguimos discutiendo y seguimos trabajando”, precisó.
En ese ámbito, Fabiola Muñoz, exministra del Ambiente, sostuvo que todos estamos buscando el mismo objetivo, pero no nos tomamos el tiempo suficiente para construir juntos y para explicarnos mutuamente lo que estamos interpretando y lo que estamos diciendo. “ El diálogo sigue siendo la herramienta más poderosa para lograra objetivos comunes y a veces, aunque nos sentamos a dialogar, no necesariamente una vez es suficiente”
En el marco del evento, Muñoz dio tres recomendaciones. La primera, es difundir los avances que se están teniendo con otros actores que no están siendo involucrados, sobre todo a los que toman decisiones de políticas públicas. La segunda recomendación, es trabajar más articulados con todos los actores y entender que se está trabajando no para promover un proyecto REDD+ o una empresa, sino el concepto de un manejo de gestión integral del territorio que reconoce el valor de los servicios ecosistémicos de los bosques.
Por último, destacó la importancia de servir como actor que garantice o promueva el servicio civil meritocrático en todos los espacios, en donde los bosques entren en el ámbito del desarrollo debido a su contribución al cambio climático, así como a la seguridad alimentaria y los medios de vida de miles de familias.
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