VRAEM. Tras la pandemia, la demanda de cítricos en el país y el mundo rompió récord. Sus propiedades nutricionales fueron el principal atractivo para incrementar su consumo también en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). César Enríquez Quispe es un agricultor del distrito de Mazamari (Junín), apasionado por el campo y con el desarrollo de su localidad.
Más de 15 años en la citricultura, ¿Cómo empezó tu aventura en esta actividad?
Soy natural de Huancavelica y estoy próximo a cumplir mis 60 años. Llegue a esta zona de Mazamari siendo bastante joven, mi madre siempre estuvo dedicada a la agricultura y fue ella quien me impulso a ser agricultor, en el campo no te falta nada y eso es lo que me gusta de la agricultura, es mi modo de vida y me siento bien produciendo lo que la gente disfruta.
¿Por qué decide dedicarse a la siembra de cítricos?
Inicialmente quise experimentar y ampliar mi parcela con otros pro-ductos, conversando con mis vecinos me animé a sembrar una cuadra de naranja, de ahí obtuve buenos resultados y seguí ampliando, aparte de ello es un producto que genera ganancias. Ahora ya estoy decidido a mejorar mi campo y mejorar la producción por planta.
¿Desde cuándo diversifica su producción?
Toda mi vida me dediqué al trabajo en el campo, mayormente sembraba cacao, aún tengo dos cuadras de este producto que también me produce, otro cultivo que tuve anteriormente fueron los plátanos, otro cultivo alternativo que cuyo precio varía por temporadas. Siempre estuve dedicado a la agricultura porque sé que con esto nunca me faltarán los alimentos y porque pienso que es necesario diversificar la producción agrícola.
Me comentabas que ahora recibes capacitación
Mi parcela siempre la manejé sin asistencia técnica; sin embargo, ahora soy participante de una actividad citrícola que ejecuta la municipalidad de Mazamari con Devida. Con entusiasmo puedo decir que es la primera vez que me capacitan para mejorar mi cultivo de naranjas, con enseñanzas en manejo nutricional de cítricos, manejo de poda, control de plagas y otros en las escuelas de campo que recibimos.
¿Consideras importante la intervención del Estado en este tipo de iniciativas en beneficio de los agricultores de tu zona?
Por supuesto, siempre se dice que la agricultura es primero, y eso es ver dad. Nosotros nos dedicamos a trabajar de sol a sol y con cariño producimos las frutas y otros productos. La oportunidad que nos dan las instituciones como Devida nos motiva a seguir trabajando, pero esta vez con mayor asistencia técnica. Eso no solo ayuda al productor, sino también a la gente que trabaja con nosotros.
¿Consideras a la citricultura una alternativa de desarrollo sostenible para los pueblos del Vraem?
Yo creo que cuando uno se dedica a hacer las cosas bien no tendremos complicaciones, ahora el mercado para la naranja, mandarina y el tangelo son bien solicitados, son frutas que todo el mundo consume y ahí está asegurada la venta. Ahor con las capacitaciones mejoraremos nuestras parcelas para tener una mayor producción y mejorar el precio en el mercado.
¿Cómo contribuye su trabajo con el desarrollo de su comunidad?
Nuestra meta como productores de cítricos es asociarnos, tenemos esa intención. Después de ello ya debemos pensar en procesar nuestros productos, ya que hay productos derivados que se pueden generar de nuestras frutas. Debemos darle un valor agregado a nuestra producción e involucrar a los jóvenes de nuestra localidad y ofrecerles oportunidades para poder emprender.
¿Qué retos y proyecciones tienes como citricultor?
Mi meta es ampliar mi parcela, tengo actual-mente tres hectáreas de cultivo, pero lo que más me interesa es que cada planta de naranja crezca y produzca bien, ahí se garantiza la producción anual y pueda tener una parcela modelo.
Datos:
> César Enríquez Quispe es un citricultor del centro poblado Progreso de Sonomoro en distrito de Mazamari (Junín).
> 229 productores de Mazamari son asistidos a través de una actividad financiada por Devida.
> 196 hectáreas de cultivo se intervinieron con la actividad cítrica que financió Devida en Ayna en el 2020.
Fuente: Diario «Jornada» de Ayacucho