Día Nacional de la Vicuña: Legado y retos para su conservación

Hoy es el Día Nacional de la Vicuña. Bajo Resolución Ministerial No 0458-2017-MINAGRI es que se creó este día para reconocer la importancia de esta especie emblemática del Perú y así concientizar a la población sobre los recursos valiosos de la especie y lo necesario que es protegerla. Se trata del camélido que se encuentra en nuestro escudo nacional representando la riqueza animal del país. Sin embargo, su existencia está amenazada por la acción irresponsable de individuos, la vicuña es víctima de la caza furtiva en razón a su fibra, una de las más finas del mundo.

La vicuña, camélido de cuello largo, pelaje fino color canela y enormes ojos negros, habita en las zonas altoandinas de Sudamérica. Además del Perú, está en Ecuador, Bolivia, Chile, y Argentina. En nuestro país es donde habitan más de 208 899 ejemplares después del último censo del 2012. Vamos a conocer un poco de la lucha realizada para conservar esta especie de parte de quien fuera uno de sus custodios más célebres: Felipe Benavides. Luego hablaremos del “chaccu”, actividad muy ligada a esta especie, y culminaremos hablando de las amenazas que se ciernen sobre este bello camélido.

Felipe Benavides y su lucha por la vicuña

Se estima que en la época del incanato existían alrededor de 2 millones de vicuñas en todo el Perú. Pero, esta fue disminuyendo progresivamente con la colonización y después de la Independencia debido a la caza furtiva por su carne, cuero y pelaje. A todo ello se unía la falta de proyectos de preservación por parte del Estado peruano. Frente a ello, se alzó la valiosa labor hecha por el reservista ecológico ítalo peruano, Felipe Benavides Barreda, el cual no solo marcó un precedente en la preservación de animales silvestres en el Perú, sino que también a nivel internacional.

Felipe Benavides fue un notable defensor de la vicuña

“El constituye un referente y un icono de lo que significaron las primeras décadas de trabajo ambiental, en un contexto donde esa temática era completamente ajena a las prioridades e intereses nacionales”, nos dijo el exdirector del Parque de las Leyendas, Wilfredo Pérez Ruiz, quien escribió el libro «Felipe Benavides. Señor de la Ecología». Allí narra los hechos más importantes que logró para el cuidado de la vicuña.

Revisemos parte de la vida de Benavides. En 1938, cuando él era estudiante del London School of Economics de Gran Bretaña, realizó investigaciones sobre el tráfico de fibras en los mercados europeos. Así descubrió sus orígenes, las modalidades de contrabando y las empresas dedicadas al embarque de fardos mezclados con vicuña.

A principios de los años 50, después de trabajar como funcionario diplomático en Europa y Estados Unidos, Felipe Benavides retornó a nuestro país y comenzó a recolectar más información sobre la complicada problemática en torno a las vicuñas.

Después que el presidente Fernando Belaunde Terry lo nombrara como presidente del patronato de Parques Nacionales y Zonales (Parnaz), Benavides logró que el biólogo británico y héroe de la Segunda Guerra Mundial, Ian Grimwood, llegue al Perú para estudiar la vida silvestre y analizar la viabilidad de promover la creación de Áreas Naturales Protegidas (ANP).

“Este es un aspecto importante en el capítulo de la vicuña porque este experto internacional de reconocido prestigio es el que señala, a mediados de los años 60, que no existían a nivel nacional más de 5000 vicuñas, de las cuales 3000 se encontraban en la zona de Pampa Galeras, en la provincia de Lucanas, Ayacucho”, enfatizó el autor del libro “Felipe Benavides: Señor de la ecología”.

Grimwood recomendaba con carácter de urgencia la creación de la reserva de vicuñas para tomar acciones de conservación para salvar a esta especie de la extinción. Ante ello, la gestión de Benavides junto al gobierno y la comunidad campesina de Lucanas logran que en 1967 se pueda crear la Reserva Nacional Pampas Galeras. La primera reserva de cuidado de las vicuñas en Perú y en América Latina.

Se sabe que Benavides, además de gestionar la donación de US$2 millones para la reserva de las vicuñas de organizaciones internacionales como la Asociación Zoológica de Frankfurt y la Wild World Fundation (WWF) se encargó de que el Perú y Bolivia firmarán el Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña en 1969. A esta iniciativa se incorporó, luego, Argentina. Chile y Ecuador.

“Ese convenio que al día de hoy está vigente y ha sido un instrumento muy valioso que ha permitido que los cinco países puedan unir esfuerzos, voluntades, intercambiar asistencia técnica, científica y jurídica para enfrentar la misma problemática, que es el tráfico de la fibra de la vicuña y promover también la industrialización de la fibra el manejo sostenible del recurso”, comentó Pérez.

Asimismo, debido a los conocimientos del reservista Benavides sobre cómo operaba el tráfico de fibras de este camélido sudamericano, logró que los parlamentos de Estados Unidos y Gran Bretaña prohibieran la importación de las fibras que no fueran de procedencia legal en el mercado europeo, para que de esta forma se detenga el contrabando de esta especie.

Por último, para que la fibra de la vicuña pueda ser usada de manera sostenible y sin que el animal corra peligro en julio de 1987 Benavides presentó en la sexta conferencia anual de Convención sobre el Comercio de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites) la petición para confeccionar telas de fibra de vicuña provenientes de la esquila de animal vivo debidamente registradas y de esta manera mejorar la condición de vida de las comunidades campesinas.

El cuidado de la especie a través del legado Inca

La práctica de esquilar a las vicuñas para aprovechar su fibra, sin que represente una amenaza para ellas, nace de una actividad ancestral heredada del Incanato llamada “chaccu”. Cada cierto tiempo, a través de un enorme círculo de personas, se arreaban y apresaban a las vicuñas para extraerles su fibra. Luego se las dejaba ir sin alterar su población, comportamiento o capacidad de reproducción debido a que eran consideradas como una especie importante para la realeza por la calidad de sus fibras.

Esta práctica permite el uso sostenible de la fibra de la vicuña

El “chaccu”, que significa captura de vicuña en quechua, es practicado oficialmente desde 1994 por las comunidades andinas bajo supervisión y control del Estado. En este caso, los encargados de la preservación de la vicuña son el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), los Gobiernos Regionales y el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor).

También citamos al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) que administra la conservación, manejo y aprovechamiento de las vicuñas dentro de las áreas naturales protegidas como la Reserva Nacional Pampa Galeras. En ese espacio también se realiza el “chaccu” junto a la comunidad de Lucanas.

El objetivo principal de la promoción de una práctica como es el “chaccu” es valorar a la vicuña como recurso nacional y afirmar las costumbres, valores y prácticas de las comunidades andinas que conviven con ella. Además, esta actividad es una forma de proteger a las vicuñas de la caza furtiva y de enfermedades como la sarna, pues, “una vicuña esquilada, es una vicuña salvada” dicen las comunidades sobre esta práctica.

La amenaza contra las vicuñas persiste

Hoy, después de años de ardua labor y preocupación de ecologistas como Felipe Benavides, los peruanos podemos apreciar y valorar que la vicuña se encuentre junto a nosotros. Sin embargo, a pesar de que la preservación de la vicuña haya sido un éxito, aún mantiene su nombre en la lista roja por ser una especie en amenaza en nuestro país.

Según Serfor, una de las amenazas más comunes contra esta especie es la caza indiscriminada. En el 2020 por motivos de pandemia esta se incrementó. A mediados de junio del 2021 los guardaparques de Lucanas denunciaron la matanza y desollamiento de 200 vicuñas desolladas. Ello no solo afecta a la preservación de la especie sino a las comunidades que a través de un uso sustentable aprovechan las fibras de este camélido.
Otras amenazas son las consecuencias del cambio climático como la sequía, la pérdida de hábitat debido al pastoreo de animales domésticos como la llama o alpaca, la minería y las enfermedades como la sarna en vicuñas. Según Senasa, es un tipo de enfermedad parasitaria producida principalmente por el ácaro Sarcoptes scabiei var. aucheniae que afecta la salud de estos camélidos sin distinción de edad y sexo.

Hay mucho por hacer a favor de la vicuña. En este día queremos resaltar la labor que desarrollan personas y entidades para garantizar la supervivencia de una especie tan valiosa y querida para nuestro país. El espíritu de lucha librado por Felipe Benavides se mantiene en muchos compatriotas y en razón de ello, esperamos que las amenazas contra la vicuña sean neutralizadas.

Fuentes:

Wilfredo Perez Ruiz y su libro «Felipe Benavides: Señor ecologista», Andina, Inforegión, Forbes centroamerica, La Mula, Mongabay, Serfor, Sernanp, organización Vicam