EDITORIAL. Tras 200 años de la Independencia del Perú, hay varios problemas que, como país, debemos solucionar. Si bien hubo muchos avances como sociedad, existen otros puntos que deberían estar sobre la mesa no solo para el siguiente gobierno, sino para los años venideros. Las comunidades nativas desde la independencia del país han sido dejadas de lado. Los riesgos que sufren al proteger el medio ambiente, la falta de acceso a servicios básicos hasta como los han tomado en cuenta en la pandemia son varios de los problemas que los aquejan.
Problema histórico
Según comentó Nelson Marique en su informe «Pueblos Indígenas: Rezagos de una monarquía», cuando comenzó el proceso de independencia, “los criollos peruanos que rompieron con España no estaban interesados en destruir las estructuras coloniales de dominación, sino que pensaban en usufructuarlas en su propio beneficio”. Asimismo, de acuerdo a Manrique, cinco años después de la liberación del yugo español, se restituyeron algunos estamentos virreinales. “En un sentido, la condición social de los indígenas empeoró con la República”, explicó el historiador.
Por otro lado, Luis García-Calderón y Yahive Perez, en su publicación “El bicentenario y las comunidades nativas de la selva”, explicaron que “la primera presencia y representación del Estado en la selva peruana ha sido militar. (…) La visión militar era concreta: los nativos eran «salvajes» que debían ser «peruanizados»”.
García-Calderón y Pérez dicen que a inicios de la vida republicana del Perú y aún para gran parte del siglo XX, los nativos de la selva sufrieron el proceso de “civilización”. Es decir, castellanizaron sus lenguas, promovieron el olvido de su cultura, bautizaban a los “infieles”. Esto, según los dos autores, era una “discriminación étnico-cultural que a pesar de todo lo avanzado, aún persiste hasta nuestros días”.
Defensores ambientales
Tras cinco días luchando por su vida, Mario Marcos López Huanca, líder asháninka y secretario de EcoSira, falleció en el área de trauma shock del Hospital Regional de Pucallpa luego de recibir un disparo en la cabeza. Los culpables del brutal crimen serían personas ligadas al narcotráfico, ya que López Huanca recibía amenazas constantes.
El líder asháninka es una de los diez defensores ambientales asesinados en lo que va de la pandemia. Gabriel Díaz Mirabal, coordinador regional de Coica, declaró en un pronunciamiento que los crímenes contra los defensores indígenas incrementaron en 2020, debido a que todos los esfuerzos están concentrados en la lucha contra el coronavirus.
Según la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, desde 2013 hasta marzo del 2021, se reportaron 14 defensores ambientales asesinados. Asimismo, desde el 2002 al 2014, de acuerdo a Global Witness, 57 activistas defensores del medio ambiente corrieron la misma suerte. Berlín Diques Ríos, presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) Ucayali, manifestó a Ojo Público que si no se paran las actividades ilegales en la Amazonía continuarán los asesinatos y atentados contra los líderes indígenas.
Estas actividades ilegales que atacan a la Amazonía son el narcotráfico, la tala ilícita de madera y la minería ilegal. “Utilizan nuestros campos, contaminan nuestros ríos y corrompen a nuestros jóvenes. Exigimos al gobierno intervenir para detener las actividades ilícitas inmediatamente. En esta época de pandemia, estamos más vulnerables”, dijo Ángel Valerio, presidente de la Central Asháninka del Río Tambo, a Ojo Público.
Servicios básicos
“El Estado no cubre nuestras necesidades. No tenemos agua, luz, ni desagüe, el colegio no tiene ni una biblioteca y el centro de salud solo tiene medicamentos para la gripe y cosas así, básicas”, declaró Saúl Yampis, presidente del comité de vigilancia de Shaim, al Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Según el último censo del 2017, existen 55 pueblos indígenas, una población total de 2 014 534 personas. Sin embargo, estas comunidades integran el sector con menos acceso a servicios básicos. Solo 48% tiene sistema de desagüe, más del 30% no cuenta con agua potable de forma permanente y el 74,5% no tiene acceso al servicio de salud.
Respecto a la salud y la falta de accesibilidad, cabe señalar que la Amazonía es la región con mayor población indígena que padece VIH. De acuerdo a una publicación de Expreso, el 90% de las personas infectadas con esta enfermedad no recibe tratamiento alguno.
“Necesitamos medicinas con urgencia. El 50 % de la población awajún tiene VIH pero no les dan ningún medicamento. Por eso, la población una vez se puso brava, porque sacan análisis de sangre y te dicen que tienes gonorrea, sífilis, VIH pero no te dan ningún tratamiento, por eso se negaron a que les hagan más análisis. ¿De qué sirve todo eso si después no les dan nada?”, sostiene Saúl Yampis, dirigente Awajún, a CAAAP.
Acerca de la educación, el Ministerio de Educación, mediante la Encuesta Nacional de Hogares de los años 2015 al 2018, calculó que el 45.2% de estudiantes indígenas que hablan una lengua originaria no terminan oportunamente su educación secundaria.
El coordinador del Equipo de Desarrollo Educativo de Lenguas de la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe, Oscar Chávez, explicó a Ojo Público que una de las razones principales por la que los estudiantes no terminan a tiempo sus estudiantes es que el contenido de nivel secundario son en gran mayoría en español, pese a que los alumnos no dominan ese idioma en su totalidad.
Cabe señalar que de acuerdo a CAAAP, de 2604 comunidades nativas que tienen servicio de educación formal, el 17,1% de instituciones posee alumbrado eléctrico; mientras que el 13,7% de las escuelas se alumbran con paneles solares; y, el 64,5% ni una de las dos opciones.
Pandemia
La pandemia no solo trajo nuevos problemas, sino el agravamiento de los ya existentes. A cinco meses de iniciado el estado de emergencia, Aidesep, a través de su página web, dijo que “las comunidades amazónicas aún no tienen acceso a medicinas, atención médica y alimentos seguros que les permitan sobrevivir a esta crisis sanitaria”.
El Ministerio de Salud, mediante el Reporte de la Población Indígena Amazónico Andino, informó que, hasta la fecha de hoy, hubo 30 486 miembros de comunidades nativas que se contagiaron de la covid-19. Del total, 654 personas perdieron la vida a causa de esta enfermedad.
Acerca del proceso de vacunación, las comunidades nativas fueron víctimas de la desinformación. En mayo, una encuesta realizada por la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio), la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU) y entidades privadas mostró que el 66.2% de indígenas de Loreto y Ucayali no pensaba vacunarse.
Tras esto, en junio, la Federación Indígena Shawi de San Martín lanzó un comunicado manifestando que solo nueve personas se vacunaron en la comunidad nativa de Santa Rosa; mientras que nadie lo hizo en San Manuel de Nashatuari. En Tingo María, la Federación de Comunidades Nativas de Puerto Inca informó que nueve comunidades de la organización no deseaban vacunarse.
Sobre la educación en la pandemia, las comunidades no pudieron realizar con éxito una enseñanza remota. En agosto del 2020, CAAAP informó que de las 2703 comunidades indígenas, “el 21,6% cuenta con radio; 19,9% tiene servicio de telefonía pública; 4,9% accede a una conexión de TV cable o satelital, 3,6% puede informarse a través de emisoras radiales; 2,9% usan internet; y, 0,5% puede establecer servicio de celular”.
Entonces, los pueblos nativos no iban poder aprender de forma remota, ya que no cuentan con los implementos necesarios. Santiago Cueto, investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo, expuso a Ojo Público que “En Perú hay niveles muy desiguales de aprendizaje, los estudios muestran que niños en situación de pobreza, indígenas, de zonas rurales o con discapacidad aprenden menos que sus pares que no tienen esas condiciones”.
Si bien varios de estos puntos han ido mejorando a lo largo de los años, todavía existen problemas que las comunidades nativas afrontan todos los días y que durante la pandemia de la covid-19 se han agravado. El próximo gobierno deberá tomar en cuenta estas dificultades y empezar el camino para mejorar el desarrollo social de los pueblos nativos. Hay, hermanos y hermanas, mucho por hacer.
*Tomás Tapia / INFOREGIÓN.