JUNÍN. Ante el incremento de casos de COVID, la reconocida lideresa asháninka Luzmila Chiricente Mahuanca alerta que la comunidad de Cushiviani necesita de mayor apoyo para enfrentar el problema sanitario.
La situación se ve agravada por la falta de personal y la deficiente implementación del puesto médico de la comunidad del distrito de Río Negro, en Satipo, Junín.
Tras varios meses de resistencia, el virus ha ingresado y está contagiando a gran parte de la población. Además, está interfiriendo con el proceso de vacunación, señala Chiricente, quien tiene a su familia contagiada.
Transmisión comunitaria
En comunicación con Servindi, Chiricente informó que desde junio se han venido registrando varios casos de coronavirus y que, a la fecha, hay un muerto en la comunidad asháninka.
“Primero han contagiado a los vecinos. Nosotros estábamos libres, pero al final ya hemos sido contagiados casi la mayoría”, señala la lideresa. “Ahora, se ha complicado. Está pasando de familia a familia”, agrega.
Chiricente recuerda que, dada la composición de los hogares, el virus se expande con facilidad entre niños, adultos y ancianos de esta comunidad de 250 personas.
Hogar afectado
De igual forma, la familia de la reconocida lideresa está sufriendo por los estragos del virus. En su hogar, diez personas ya se han contagiado.
Si bien ella y su esposo ya están en recuperación, ahora son sus hijos y nietos quienes están enfrentando la enfermedad. “Mi familia está cayendo uno por uno con el contagio”, lamenta.
La destacada investigadora Mariella Villasante, quien ha venido acompañando la situación, resalta la necesidad de un mayor apoyo por parte de instituciones estatales y otras organizaciones en este contexto.
Problemas adicionales
Si bien el proceso de vacunación empezó el domingo 27 de junio, el incremento de contagios ha sido un obstáculo para inmunizar a toda la población. A esto se suma la falta de personal y equipamiento en el único puesto de salud del lugar.
Desde la Federación Regional de Mujeres Ashaninka, Nomatsiguenga y Kkakinte (Fremank), de la cual es presidenta, ella coordina con otras directivas sobre las medidas que tienen que tomar para evitar la expansión del virus.
Y aunque siguen las indicaciones que les dan en los centros de salud, también reciben advertencias de una parte del personal médico para no utilizar plantas tradicionales. Ante esos casos, no se dejan intimidar.
“Debemos de seguir tomando lo que es de nosotros para calmar. Si vamos a esperar al Estado, vamos a morir”, aclara Luzmila Chiricente.
Destacada trayectoria
Luzmila Chiricente ha sido una de las primeras mujeres en ocupar cargos de representación en su comunidad. Además, es reconocida por su labor en defensa de los derechos humanos y territoriales.
Durante los violentos años del conflicto armado interno, enfrentó la violencia como presidenta de la comunidad asháninka de Cushiviani.
Chiricente también es miembro ad honorem del Consejo de reparaciones a las víctimas del conflicto armado, órgano encargado de elaborar el registro de afectados durante el periodo de violencia interna.
Por su labor, la lideresa asháninka ha recibido reconocimientos por organizaciones de derechos humanos y por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), así como por otras instituciones nacionales e internacionales.
No obstante, en medio de la coyuntura de crisis sanitaria por la pandemia del COVID, ella y la comunidad de Cushiviani necesitan de la solidaridad general. Esperan que sus pedidos se escuchen.
Fuente: Servindi