LORETO. Desde la comunidad Bora, en Pucaurquillo, ubicada en la Amazonía de la región Loreto, a más de 1200 km de la ciudad de Lima que muchas veces no presta atención a los acontecimientos que conmueven a territorios lejanos a esa urbe, la lideresa indígena Liz Chicaje contesta el teléfono. Ella tiene 39 años y le comenta a Inforegión cuál fue su inspiración para, hasta la fecha, continuar luchando por los derechos de las comunidades indígenas.
«Defender mi comunidad es algo que nace de mi ser. Recuerdo que mi mamá o mi abuela me contaban que ya en 1982 fue el profesor Leonido López Chicaje, que en paz descanse, ya venía desde esa época enfocándose en ese tema [ambiental]. Él decía que teníamos que organizarnos porque íbamos a ser invadidos por foráneos, o que el mismo Estado iba a imponer nuestro territorio. Yo lo conocí [a Leonido] cuando tenía 11 años. Él hizo una reunión en mi comunidad hablando de esos temas. Eso me motivó», recuerda Chicaje.
Debido a su impulso y participación para la creación del Parque Nacional de Yaguas, Liz recibió hace unas semanas el premio Goldman, llamado también el «Nobel Verde». Para ella, que se lo hayan otorgado, es un honor. «Vino como un baldazo de agua fría, no pensaba recibir este reconocimiento. Cómo dice la vida, uno no trabaja en vano. Me llenó de mucha alegría y me conmovió», rememora. Es así como este importante reconocimiento mundial la convierte en la tercera peruana en recibir ese galardón. Chicaje afirma que desde los años 2000 las comunidades han sido víctimas de la tala, la minería y la pesca realizadas de manera ilegal. Es «la madera sin control», sentencia.
Tras haber recibido el premio Goldman, su lucha no termina. Chicaje agradece a las instituciones que facilitaron y fueron parte del proyecto que concluyó con la creación del Parque Nacional de Yaguas. En ese sentido, cita al Instituto del Bien Común (IEP), el Sernanp y la Sociedad Zoológica de Fráncfort Perú (FZS). Además, agradeció al Gobierno Regional de Loreto, aunque señala que a pesar de poner algunas dificultades, esa entidad pudo participar en la labor.
En tu trayectoria como defensora ambiental, ¿Cuáles han sido las principales dificultades que has tenido que enfrentar?
La primera es dejar tu casa y la familia. Es algo doloroso. La segunda es llegar a un acuerdo con las comunidades. No todas tienen el mismo pensamiento. Algunas nos decían que nosotros queríamos vender el bosque al Estado o a otros países. A veces hay malentendidos, y ahí uno tiene que ser fuerte. Y yo me puse fuerte, [pero] a mí me gusta escuchar las opiniones de los dirigentes y de las personas para llegar a un acuerdo. La tercera [dificultad] es la más complicada y hasta ahora la sigo reclamando. Se supone que la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (Orpio) es la que nos representa, pero cuando coordinamos reuniones para gestionar, ellos siempre nos ponen un obstáculo. Entonces nos preguntamos cuál es su labor realmente.
Con respecto a la creación del Parque Nacional de Yaguas, ¿cómo se dio ese proceso a pesar de las dificultades? ¿Pensaste rendirte?
Fue un proceso de un año. Ha sido complicado [porque] hay que concientizar a la población, a los líderes, pero también al Estado, a los gobiernos regionales. Pero todo fue un proceso legal, se tuvo consulta previa, se hizo como manda la regla con el Ministerio de Cultura. Los tres dirigentes de la Fecona (Federación de Comunidades Nativas de la cuenca del Ampiyacu) estábamos juntos. Unimos fuerzas para no rendirnos. Teníamos que decir la verdad, [y aquella era que] debía ser un área protegida [El Parque Nacional de Yaguas], pues estaba siendo amenazado por la minería ilegal. Entonces dijimos: aquí no. Vamos a luchar hasta que el Estado nos dé una respuesta.
¿Qué habría pasado si el área del Yaguas no se hubiera creado? ¿Cómo estaría la zona?
Sería lamentable. Después que se crea el Parque hay tranquilidad. El río Putumayo está siendo amenazado por los mineros y ellos habrían podido trabajar ahí. Algo hicimos.
Cómo conocedora de los temas ambientales ¿Qué otros espacios no tienen el cuidado o conservación de la flora y fauna que necesitan?
Yo creo que lo que debería tomar en cuenta el Estado y el Ministerio del Ambiente es la coordinación que tienen que hacer con el Gobierno Regional. Estamos en un proceso de crear una reserva comunal en el bajo Putumayo, en el distrito del Remanso, pero no podemos hacerlo porque hay trabas. La institución Disafilpa de Loreto te pone peros y no podemos acceder a un título comunal de una reserva o área. Nuestro pedido es que el Ministerio del Ambiente tenga una buena comunicación con las áreas que protegen. Muchas personas que toman los cargos [en la zona] no conocen la realidad de las comunidades indígenas. Exigimos que nos den respuestas acerca de que las comunidades puedan tener su título [de sus tierras] y dejen de ser amenazados por foráneos.
¿Por qué quieren crear esa reserva comunal?
El Parque Nacional [de Yaguas] es administrado por el Estado, pero son las comunidades nativas quienes también desean administrar una reserva comunal de forma legal. Las prioridades que siempre vamos a pedir son que se atiendan los pedidos de las comunidades indígenas y se avance en la titulación. Es lamentable que no hayamos recibido ayuda de la organización regional de los pueblos indígenas (Orpio). También son algunos comuneros los que se ponen en contra y ponen trabas. Además hay papeles y consultorios que nosotros no podemos pagar. Todas esas cosas ojalá se puedan conversar con el gobierno.
Con miras al bicentenario del Perú, ¿qué mensaje le das a los compatriotas?
Les diría que nos unamos y reflexionemos. Que tomemos consciencia para mostrarle a la juventud y a la niñez que sus padres o madres somos personas capaces de sacar adelante al país. Siempre manteniendo nuestro ambiente y nuestros recursos de la mejor manera. Dejemos la discrepancia y trabajemos por un Perú mejor. Que se hagan realidad las promesas, que no solo queden en eso.
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