La granizada es una de las formas en que el agua precipita en la atmósfera. Se forma cuando las gotas de agua se congelan de forma conjunta en las regiones más altas de las nubes de tormenta, donde predominan bajas temperaturas. Esas pequeñas bolas de hielo o granizos, miden entre 5 y 15 centímetros de diámetro. En el Perú, pocas veces se han reportado granizadas de más de 2 cm.
Los granizos son formados por capas de agua que se congelan una sobre otra en una nube cumulonimbos (nube vertical formada por aire cálido y húmedo). Cuando una gota líquida o sólida empieza a caer durante una tormenta, es empujada dentro de la nube por fuertes corrientes ascendentes. Mientras el granizo está en movimiento colisiona con gotas de agua líquida que se congelan y añaden otra capa. El granizo eventualmente cae cuando se hace demasiado pesado para permanecer en la nube, o cuando las corrientes de aire ascendente disminuyen o se detienen.
En ciertas partes del mundo, las granizadas son más intensas y frecuentes que en otras. Por ejemplo, el monzón de verano (evento climático de viento estacional) en la India con frecuencia trae consigo tormentas severas, a menudo con tornados y granizadas. Un evento particular de granizada intensa ocurrió en Moradabad, India, en 1888 y provocó la muerte de más de 250 personas. Las granizadas ocurren con mayor frecuencia cerca de cordilleras montañosas como los Andes, el Himalaya, los Alpes y el Jura. Aunque en los Andes es común, los sistemas convectivos no son muy intensos, y en consecuencia las tormentas con granizadas tampoco, a excepción de los andes argentinos.
En el Perú, las granizadas no son mortales; sin embargo, un solo evento puede generar millones de soles en pérdidas agrícolas. Solo en el Observatorio de Huancayo del IGP, se han observado tres eventos al año en promedio, y en cuatro ocasiones, desde 1960, se ha superado los 9 eventos al año. El potencial destructivo de las granizadas es grande y puede causar daños a los edificios, vehículos y cultivos. Por eso, hasta hoy se siguen buscando formas de prevenirlas. En el siglo XVIII, los europeos empezaron a disparar cañones a las nubes y tocar las campanas de las iglesias. En Perú, hasta hoy es común que los pobladores tiren cohetes navideños al cielo para evitar su formación.
A nivel científico, todavía tenemos mucho que aprender de las tormentas y granizadas. No sabemos a ciencia cierta si los cohetes pueden prevenir las granizadas o si estas se harán más peligrosas con el cambio climático. Sin embargo, herramientas modernas como los radares meteorológicos y modelos atmosféricos nos dan la posibilidad, que no tuvimos antes, de poder estudiarlos desde su formación, incluso lograr predecirlos. Dichas tareas se están desarrollando actualmente en el IGP, donde seguimos haciendo ciencia para protegernos, ciencia para avanzar.
Fuente: IGP