LIMA. Ante la reciente matanza perpetrada en el Vraem con el saldo de 16 personas asesinadas, el exministro del Interior, Rubén Vargas, consideró que para dar fin a esas actividades demenciales en la zona es necesario «identificar a nuestro verdadero enemigo» en esa parte nuestro país. «Desde mi punto de vista el problema es el narcotráfico. El grupo terrorista del Vraem es uno de los actores de esta trama», consideró.
Vargas se expresó así en entrevista difundida por la Red de Medios Digitales del Perú. Es así que el exministro consideró que «la policía nacional debería tener la responsabilidad de enfrentar al tráfico de drogas en el Vraem», ya que es una entidad que tiene como norte combatir actividades del crimen organizado como es en este caso. Añadió «que el papel de las fuerzas armadas debe ser complementar ese esfuerzo».
Reconoció que las fuerzas armadas «están jugando un papel fundamental» y «tienen que seguir en el Vraem». Añadió que el enfrentamiento a las estructuras criminales recae en la policía, especialmente en la policía antidrogas. Advirtió que las fuerzas armadas tienen un perfil distinto y no está en relación a investigar a estructuras criminales, pues ese es el rol de la policía, el Ministerio Público, que están especializados en criminalidad organizada. «Creo que la estrategia (en el Vraem) tiene que ajustarse por ese lado», acotó.
Las lecciones que dejó el Alto Huallaga
Vargas recordó las lecciones dejadas en el combate a la criminalidad librado hace algunos años en el Alto Huallaga (AH). Citó que allí «hubo una estrategia antiterrorista donde se convirtió a la inteligencia como principal arma de combate. Gracias a ella empezó a darse golpes sistemáticos contra los mandos terroristas y finalmente cayó «Artemio», el terrorista que comandaba a ese grupo.
Consideró que con ello se liquidó a la estructura armada del Partido Comunista del Perú (Sendero Luminoso), pues no volvió a realizar nueva acción armada. «Lo que se tiene de ese grupo terrorista son más bien expresiones políticas, pero no significa que no sigan siendo terroristas. Lo son, pero con otra estrategia: el Movadef es un ejemplo de ello», precisó.
Recordó que el AH era el epicentro de las drogas, donde comenzó la historia de los narcos, convirtiendo al Monzón en zona liberada bajo control terrorista. Precisó que el éxito en este caso vino acompañado de la inversión realizada por el Estado y la cooperación internacional para facilitar trabajo a los campesinos involucrados en los cultivos de coca. Hubo una «confluencia feliz» entre una estrategia antiterrorista policial con apoyo de las fuerzas armadas y la inversión en programas de desarrollo alternativo, afirmó.