«Cuando apareció Río no solo le gustaba a los que oían rock, sino a los que gustaban del folklor, la chica, la cumbia, la salsa. Fue un gusto en todos los estratos que con el tiempo se fue pasando generacionalmente», afirmó Lucio «Cucho» Galarza, miembro del grupo Río, en entrevista para el «Resumen Semanal InfoRegión», espacio conducido por el periodista Roberto Gálvez.
El popular «Cucho» añadió que, en verdad, no podría explicar que cuenten con muchos seguidores. Al respecto dijo: «No lo sé. Me imagino que algo hicimos bien en la parte musical». Agregó que algo que abonó a que el grupo siga unido es que «nosotros antes de ser banda éramos y somos amigos». Todos aportan según sus talentos al momento de componer los temas, acotó.
Cucho recordó que han transcurrido 37 años de haber grabado su primer disco, hecho que pasó en 1984, «pero nosotros en realidad estábamos juntos desde 1978». Respecto a la vigencia de casi cuatro décadas del grupo dijo que en los comienzos «no se lo imaginaban así». Recordó que un hecho que aportó a ello fue abandonar sus estudios de Derecho a raíz de su pasión musical.
Al recordársele el hecho que un videoclip del grupo se grabó en los exteriores de la Casona que albergaba a la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres comentó: «Simplemente se nos ocurrió y nos mandamos como una cosa arriesgada (…). Nos metimos a grabar de frente, no habíamos pedido permiso en los canales regulares».
Cuando se le consultó sobre el álbum al que le tendría mayor estima, dijo que «todos son especiales, pero le tengo un cariño de manera especial al primer álbum ‘Lo peor de todo’ (…) pues era un sueño hecho realidad con canciones que se convirtieron en éxitos y que con el tiempo se convirtieron en clásicos. Es por ello que ese disco tiene para mi un significado muy sentimental».
Sobre los efectos de la pandemia en el rubro artístico dijo que en la parte material «nos ha golpeado duramente, pues no solo implica a los músicos sino al staff (encargados de las luces, escenarios, transporte, etc.). De otro lado, consideró que «el daño emocional, moral, la perversidad con la que se ha tratado a los músicos es irreparable», lamentó.