Existen casi 5.5 millones de venezolanos y venezolanas que han abandonado su país, la mayoría de los cuales se encuentran en la región latinoamericana. Y, desde que inició la pandemia originada por la COVID-19, alrededor de 120 000 personas han retornado a Venezuela, pero se prevé que por cada persona que vuelva a su país, habrá dos más que lo abandonarán. Se calcula que 1 de cada 4 menores de edad viaja solo o separado de su familia, lo cual lo pone en un estado de vulnerabilidad aún más extremo. La falta de documentación también afectan al subregistro en crímenes de violencia de género y violencia sexual.
“Estamos consternadas por los casos de delitos sexuales contra venezolanas fuera de su país, la mayoría de las cuales tiene entre seis y 11 años de edad, seguidas de las adolescentes de 12 a 17 años. Los perpetradores son, generalmente, familiares y conocidos”, señaló Veronique Henry, Directora de País de Plan Internacional, en su exposición ante la ONU en nombre de la sociedad civil. Esta violación grave de los derechos de las niñas y las mujeres está agravada por la xenofobia contra las mujeres venezolanas y por la pérdida de acceso a medios de vida y trabajos formales a raíz de la COVID-19.
Por otro lado, desde que la pandemia empezó, el 40% de familias venezolanas en Perú y Colombia aseguran no tener ninguna fuente de ingresos regular. Asimismo, se prevé que la proporción de migrantes que solo comieron una vez al día o no comieron el día anterior aumentó en 2,5 veces en comparación con el período anterior. La COVID-19 y la discriminación también están dificultando a las familias venezolanas el acceso a viviendas seguras. Casi la mitad de las familias en países de acogida aseguran tener miedo a ser desalojados o perder su casa.
“¿Por qué creemos que es necesario hablar sobre esta situación? Porque ellas sufren y seguirán sufriendo, a corto y largo plazo, las consecuencias de esta crisis debido a la violencia de género y sexual. Las seis violaciones graves contra la infancia, son la explotación laboral y sexual, discriminación y xenofobia, falta de acceso a puestos de trabajo, a servicios humanitarios, legales y servicios básicos de salud, salud sexual reproductiva, protección, educación y vivienda”, subrayó Henry.
Durante los últimos meses se han realizado diversas campañas contra la xenofobia en muchos países por la migración Venezolana. Lo que la mayoría pierde de vista es que el migrante, no es solo aquella persona adulta que lucha contra la corriente, muchas veces uno olvida a los miles de niños que tuvieron que dejar un hogar detrás y luchar como un gigante ante el frío, la indiferencia, el acoso y la miradas vacías que lo hacen sentir aún más indefenso.
Por ello, Plan International Perú, este mes de noviembre, promueve la campaña #ÚneteAlCambio para sensibilizar a la comunidad peruana de acogida sobre esta situación, se informó a INFOREGIÓN.