«Hay pruebas sólidas de que los niños son más felices, más sanos, funcionan mejor, saben más sobre el medio ambiente y tienen más probabilidades de tomar medidas para proteger el mundo natural cuando pasan tiempo en la naturaleza», explica la líder del trabajo, Louise Chawla, profesora emérita de la Universidad de Colorado (Estados Unidos).
Según sus hallazgos, los niños son más felices y tienen más probabilidades de proteger el mundo natural cuando tienen una mayor conexión con él, pero esta conexión es compleja y también puede generar emociones negativas relacionadas con temas como el cambio climático.
Varios estudios encontraron que la conexión de los niños con la naturaleza aumentaba con el tiempo que pasaban en los ambientes naturales. El tiempo pasado de esta manera también fue un predictor del cuidado activo de la naturaleza en la edad adulta. Estos hallazgos apoyan las medidas que aseguran que los jóvenes tengan acceso a áreas silvestres, parques, jardines, vecindarios verdes y terrenos naturalizados en las escuelas.
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