El físico Ricardo Giesecke, exministro del Ambiente, resaltó la importancia estratégica de la Amazonia en relación a las lluvias que se generan en los Andes y lo vital que es el agua en la costa; además alertó sobre amenazas que atentan contra esta relación clave que requiere medidas urgentes. Así lo dijo en una nueva emisión de espacio “Biologando”, conducido por el Blgo. Sandro Chávez, past Decano Nacional del Colegio de Biólogos del Perú.
Giesecke recordó que la costa peruana es un desierto con una veintena de valles con ríos muy estacionales, y que la costa sudamericana occidental desde Ecuador hacia el sur es seca por la corriente de Humboldt con vientos fríos del Polo Sur, que enfrían el mar, impidiendo la evaporación. Entonces, el agua no viene de evaporación del Pacífico, pues toda agua de lluvia en el Perú viene de la selva.
Citó que entre los mecanismos pluviosos de la selva está la evapotranspiración de los grandes árboles, pues ellos cogen el agua del subsuelo y, a través de sus hojas, lo exudan hacia la atmosfera. Es así que el vapor generado se suma al que viene del Atlántico y llega hacia los Andes, allí se condensa y se generan las lluvias. De no ser por ello la costa y los Andes serían desiertos, resaltó.
El físico dijo que entre las actividades que generan deforestación está la búsqueda del oro aluvial que data de la segunda mitad del siglo XIX. Citó el caso del centro minero de Huepetui, que tiene como 50 años de actividad y en donde se han formado grandes fortunas. Agregó que a raíz de la implementación del corredor minero en la selva se generan dos tipos de mineros: los informales, que trabajan dentro y lo ilegales, que laboran fuera.
Otras actividades que deforestan son los cultivos de narcotraficantes, los megamonocultivos, la migración masiva y las industrias extractivas (de petróleo y gas). Remarcó la contaminación producida por la primera, así como la minería (metálica y no metálica). En cuanto a las concesiones forestales, consideró que son patente de corso para que la tala ilegal de desarrolle. Con todo esto, “la selva está seriamente amenazada”, alertó.
Advirtió que más del 95% de la madera peruana que se comercializa es ilegal, es decir, “la selva está siendo sometida a un pillaje”; en general “la aceleración con la que está desapareciendo es muy grande, no ha existido nunca”. Agregó que el cambio climático influye para que disminuyan las lluvias en el Atlántico y en la selva; con estos factores “tendríamos una disminución drástica de la pluviometría en el Perú”.
Se recordaron casos de la desaparición de bosques en Madre de Dios, el Vraem y en el valle del Mantaro. Aún así “yo guardo siempre la esperanza si de que si se ha podido con el COVID-19 tomando algunas medidas, es posible que se pueda pensar en una cuarentena de la selva para todas aquellas actividades que no estén específicamente aprobadas”, afirmó Giesecke.
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