¿Alguna vez has visto hacia el cielo y pensado cuánta distancia existe entre la superficie y el espacio exterior?, ¿si hay algo encima de nosotros que no podemos alcanzar a ver, pero que impacta en nuestro modo de vida? Hoy, conoceremos más sobre la atmósfera y la ionósfera.
La atmósfera terrestre se divide en diversas capas con características diferentes. Teniendo en cuenta la temperatura, la atmósfera se divide en la tropósfera, estratósfera, mesósfera, termósfera y exósfera. Los humanos vivimos en la tropósfera, donde ocurren la mayor parte de los fenómenos meteorológicos que afectan nuestra vida. Sin embargo, nuestra atmósfera, particularmente en su parte alta, está compuesta de partículas cargadas (iones y electrones) que se mueven libremente. Esta capa ionizada de la atmósfera recibe el nombre de ionósfera, y se extiende desde los 60 km de altura hasta los más de 1000 km sobre la superficie de la Tierra. La ionósfera absorbe los rayos ionizantes provenientes del Sol y se comporta como un escudo protector que permite que la vida en la Tierra sea posible.
Los fenómenos que ocurren en la ionósfera pueden afectar nuestros sistemas tecnológicos, debido a que las señales de radiofrecuencia de sistemas de telecomunicaciones o de radionavegación, al atravesar esta capa, son distorsionadas o interrumpidas a causa de ciertos fenómenos. Particularmente, sobre el territorio peruano, ocurre un fenómeno ionosférico nocturno conocido como la F-dispersa, el cual se caracteriza por la formación de estructuras de baja densidad muy turbulentas llamadas burbujas ionosféricas, las cuales distorsionan las señales de radiofrecuencia y pueden generar la interrupción de las comunicaciones con satélites o errores de varios metros en los estimados de posición de los sistemas de geolocalización.
En nuestro país, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) realiza estudios sobre la ionósfera desde su Radio Observatorio de Jicamarca (ROJ), a 25 km de la ciudad de Lima. De entre la variedad de instrumentos con los que cuenta destaca el radar más grande y potente del mundo para el estudio de la ionósfera, cuya antena principal está compuesta por 18 432 dipolos que cubren un área aproximada de 300 x 300 m2. Desde su construcción en la década de 1960, los estudios y observaciones que se realizan con el radar de Jicamarca han permitido al IGP a ampliar el conocimiento sobre la ionósfera y la alta atmósfera en la región del Ecuador magnético. A un año de cumplir 60 años de operaciones, el radar de Jicamarca sigue siendo el instrumento más importante del mundo para estudiar la ionósfera.
En el IGP venimos trabajando para dar continuidad y fortalecer los estudios y trabajos que se realizan en el ROJ. De esto modo, mantenemos firme nuestro compromiso de hacer “Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar”.
Por Marco Milla, investigador científico del IGP
Fuente: IGP