El científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) Xabier Querol ha alertado de que la crisis sanitaria mundial provocada por el covid-19 puede influir en una «relajación» del cumplimiento de las exigencias ambientales «como ocurrió a consecuencia de la crisis económica de 2008».
El geólogo ha reconocido en declaraciones a Europa Press que aunque la reducción de la contaminación y las emisiones de CO2 sea un hecho que se observará en estos días, es transitorio por lo que «no» aliviará el cambio climático ni contribuirá a reducir significativamente la media de emisiones contaminantes.
En su comparación con la crisis de 2008, recuerda que las negociaciones contra el cambio climático se paralizaron prácticamente entre 2008 y 2014 para «no apretar» a las industrias, especialmente a la automovilística, afectada también por el «fraude del diésel».
En este contexto, explica que aunque durante esta crisis sanitaria se reduzcan temporalmente las emisiones y mejore la calidad del aire a consecuencia del descenso de la actividad económica, esto no afectará a nivel global a la necesaria reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, alerta de que si el coronavirus provoca una gran crisis económica los Gobiernos podrían relajar las exigencias de las futuras políticas ambientales por motivos económicos.
Querol ha recordado que durante la crisis económica de 2008 las se rebasó «un montón» de políticas ambientales en materia de calidad del aire, ya que las directivas exigían que en 2010 se debería actualizar para aplicar los valores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son más restrictivos, pero esto se pospuso hasta 2013 y ese año se aplazó esta sustitución de exigencias hasta 2020. «Ahora con el coronavirus podría volver a aplazarse y, de momento, seguimos con los mismos valores de la UE», advierte.
En este contexto, advierte de que con la crisis sanitaria podría volver a ocurrir lo mismo. La Unión Europea, a su juicio, debería hacerse más estricta cada año pero con una amenaza económica se puede volver al miedo de restringir las emisiones que supondría forzar a la industria. De hecho, afirma la «ambición climática» sufrió un parón y no volvió a moverse hasta 2014 para alcanzar el Acuerdo de París en 2015 porque «nadie se atrevía».
«Estamos en una emergencia climática», recuerda Querol que insiste en que para no pasar de un incremento de 1,5ºC de calentamiento global se debe reducir un 7 por ciento anual hasta 2030 y en 10 años es preciso reducir el 76 por ciento para no pasar de 1,5ºC y si no se quiere pasar de un aumento de 2ºC es necesario reducir las emisiones un 25 por ciento en los próximos 10 años frente al actual aumento del 8 por ciento.
Mientras tanto, confía en que las medidas de excepción que se están tomando en algunas zonas de España y en concreto en Madrid conllevarán una reducción de las emisiones de CO2 pero «transitoria» y e «insuficiente» para frenar la emergencia climática.
Por otro lado, ha indicado que el impacto de la calidad del aire en la salud se produce tras la exposición prolongada a una contaminación que, de media, es alta, y en esta situación podrían bajar unos poco microgramos la media anual, pero lo interesante y necesario es bajar las emisiones medias de CO2 a nivel mundial», ha insistido.
El investigador celebra el antiguo refrán de la zona industrial de Cataluña y Castellón de «humo o hambre» que a finales del siglo XX y principios del siglo XXI se ha cambiado por el concepto de sostenibilidad por el cual se puede «eliminar el hambre sin humo» de las fábricas.
Alivio pero no solución
Por su parte, el meteorólogo de Meteored José Miguel Viñas, ha lamentado que aún no hay datos concluyentes porque las restricciones han comenzado recientemente pero sí asegura que la reducción del tráfico en Madrid conlleva «indudablemente» una mejora de la calidad del aire.
En esta línea, ha señalado a Europa Press que teniendo en cuenta lo ocurrido en China, mejorarán los niveles de contaminación atmosférica allí donde se restrinjan movimientos, pero ha agregado que para observar una reducción significativa de CO2 tendrá que ralentizarse «mucho» la actividad económica. «No solo es quedarse en casa sino que pare la actividad industrial de una amplia zona del país, como en China», comenta.
Finalmente, ha pronosticado que en España no se notará tanto porque el sector industrial «no es tan grande» como el de Alemania o Reino Unido sin menoscabo de que como en Italia, si se toman medidas drásticas se observará una reducción de la contaminación.
Fuente: Ecoticias