La policía antiterrorista comprobó que los seis fusiles incautados al narcotraficante Andrés Cavalcanti Bastidas, de 34 años de edad, durante un operativo antidrogas en la localidad de Machente, en la provincia de La Mar, Ayacucho, pertenecían al Ejército peruano.
Según el diario La República, Cavalcanti y sus cómplices, que pretendían ingresar al valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) el pasado siete de marzo, tenían además en su poder tres pistolas ametralladoras, abundante munición de diferentes calibres y once cacerinas con sus respectivos proyectiles.
La totalidad del armamento incautado tenía limado el número de serie para evitar la identificación de su origen. Sin embargo, luego de los análisis respectivos en los laboratorios, se determinó que los seis fusiles eran de propiedad del Ejército peruano.
Robados al Ejército o vendidos al narcotráfico
Las autoridades verifican ahora, en coordinación con el instituto castrense si los fusiles fueron robados de las instalaciones militares o se perdieron durante los combates con los narcoterroristas del VRAE. No se descarta tampoco que malos efectivos hayan vendido el armamento al narcotráfico. Las mafias de la droga ofrecen mucho dinero por todo tipo de armas en la zona.
De acuerdo con fuentes de la Dirección Antidrogas, consultadas por el referido diario, Andrés Cavalcanti se dedicaba por su cuenta no solo al narcotráfico sino también a prestar seguridad a las “firmas” (organizaciones) que sacan droga del valle de los ríos Apurímac y Ene con destino a Bolivia.
El pasado siete de marzo, Andrés Cavalcanti y otros diez individuos que se desplazaban en dos camionetas, fueron interceptados por efectivos de la base antidrogas de Ayacucho. En lugar de responder a la voz de alto, los criminales abrieron fuego contra las fuerzas del orden, produciéndose una balacera. En la persecución, los delincuentes al verse rodeados optaron por lanzarse a un barranco a la entrada de Machente abandonando una camioneta 4×4 Hi Lux de placa PIF-459 y un arsenal de armas de guerra.
Seguidamente Andrés Cavalcanti fue ubicado y detenido. Horas después se halló el cadáver de Eduardo Guzmán Yaranga en un abismo de la zona.
Durante la revisión de las pertenencias en los vehículos se encontraron seis fusiles FAL, tres pistolas ametralladoras, tres carabinas y medio millar de municiones de todo calibre y gran cantidad de prendas de vestir de varones, mochilas y maletines, al parecer de propiedad de los criminales.
Andrés Cavalcanti viajaba en la camioneta station wagon TGZ-194 y portaba una licencia de conducir bajo el nombre de Eduardo Guzmán Yaranga
“Yo no soy narcotraficante, al contrario soy una víctima de estos delincuentes. Esos sujetos me habían secuestrado”, alegó Cavalcanti en su defensa.
Afirmó que un día antes, el seis de marzo, cuando se desplazaba por la vía Huamanga-Huanta, a la altura de Huamanguilla un grupo de individuos lo interceptaron y lo obligaron a entregar el vehículo que conducía y lo plagiaron bajo amenaza de muerte.
Luego declaró que lo condujeron al hostal “Roma”, ubicado en la calle Roma 118, en el barrio de La Magdalena, Huamanga, donde lo mantuvieron atado de pies y manos toda la noche.
Después, en horas de la madrugada lo sacaron del lugar y lo condujeron hacia una zona en el VRAE, donde lo abandonaron a la altura del poblado de Siqllayoc, jurisdicción del distrito de Tutumburu, provincia de La Mar, en Ayacucho.
Narcotraficante quiso hacerse pasar como campesino
La versión de Andrés Cavalcanti se hizo trizas cuando la policía determinó que tanto la camioneta station wagon como la 4×4 estaban registradas a su nombre y había consignado residencias en Lima, Arequipa y Ayacucho para ocultar su verdadero domicilio.
Asimismo, la policía comprobó que en el hostal “Roma” Cavalcanti estuvo hospedado con un grupo de amigos, no en condición de plagiado. “Yo solamente me dedico a la agricultura, soy una persona modesta”, alegó a los policías.
El movimiento migratorio de Cavalcanti ofreció más sorpresas. El “modesto” agricultor registra 20 ingresos a Bolivia, cinco a Holanda y cuatro a Argentina; los tres países son los más importantes destinos de la droga que sale del VRAE.
Respecto al armamento del Ejército, el detenido negó que le perteneciera. Los antecedentes de Cavalcanti también lo acusaban. Su ex pareja, Lidia Quispe Ramírez, está presa por tráfico ilícito de drogas en el penal de Juliaca, Puno. Mientras que su actual conviviente, Rebeca Soto Arroyo, purgó condena en la cárcel de Yanamilla, Ayacucho, por el mismo delito.