A escasas semanas de terminar su formación universitaria como docentes, entusiastas talentos de Beca 18 en la modalidad Educación Intercultural Bilingüe (EIB) han logrado lo que parecía imposible en la capital: popularizar el quechua y el aimara como lenguas atractivas y útiles entre alumnos y padres de familia de dos importantes colegios, ubicados al norte y sur de la ciudad.
“Cuando llegamos al colegio Fe y Alegría Nº37, en agosto de este año, entrevistamos a los padres de familia y a las autoridades educativas para identificar cuáles son las lenguas con las que más se identifican en esta parte de San Juan de Lurigancho. Como la mayoría es de Ayacucho, Junín y Puno, decidimos diseñar nuestras clases en quechua. Un trabajo similar se realizó en la I.E. 7221 La Rinconada, de San Juan de Miraflores, y se escogió es el aimara”, recuerda Rosalia Zeballos, natural de Puno, quien ganó el concurso Beca 18 – 2014, realizado por el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación, y en diciembre próximo egresará entre los primeros puestos de su promoción en la U. Peruana Cayetano Heredia.
El trabajo de los becarios en ambos planteles surgió como una iniciativa de proyección social, enmarcada en la necesidad de los talentos de practicar las estrategias aprendidas en la universidad. Así, en el sur, ocho becarios se han turnado en los últimos cuatro meses para dictar clases de aimara a 160 alumnos de inicial y primaria, mientras que, en el norte, han sido 21 los becarios a cargo de enseñar quechua a más de 400 escolares, entre los seis y once años de edad, siempre bajo la atenta mirada de los docentes titulares.
“Una de nuestras actividades más recientes fue una ceremonia de pago a la Pachamama, en la que los alumnos participaron con las ofrendas. Vimos sus caritas de emoción, fascinados y comprometidos con lo que significa el ritual. Ha sido un aprendizaje muy significativo, ya que no solo recibieron conocimientos, también han asociado esta experiencia con su cultura y la de sus familias”, asegura Rubén Yucra, otro talentoso becario y futuro docente EIB.
En La Rinconada, la pequeña Camila, de cuatro años, ha destacado como una de las más aplicadas en las clases de aimara. “Yo hablo quechua, pero estoy muy feliz de que mi hija aprenda aimara con las kamisaraqui, como les dice a las profesoras. Siempre que la recojo del colegio sale cantando una nueva y bonita canción”, dice su mamá, Teófila Flores Medina.
De acuerdo con Alejandro Castillo, especialista de EIB del Ministerio de Educación, en Lima Metropolitana solo el colegio Comunidad Shipiba, ubicado en el Rímac y en el que el 70% de los alumnos proviene de la comunidad de Cantagallo, es considerado una escuela intercultural bilingüe. Por ello, la experiencia liderada por los becarios del Estado es más que auspiciosa, ya que ha demostrado el gran interés de los alumnos y padres de familia por aprender nuestras lenguas originarias.
“En estos meses de trabajo, varios padres, muy emocionados, nos han dicho lo encantados que están de escuchar a sus hijos hablando la lengua de sus abuelos. Para las familias no solo es una cuestión de orgullo, sino de redescubrimiento y puesta en valor de nuestra identidad, y que además les resulta útil para tareas diarias. Por ejemplo, cuando estamos en el huerto del colegio, los niños interiorizan mejor ideas como el cuidado del medio ambiente y la identificación de especies originarias del Perú”, explica Hugo Apaza, delegado de la promoción de becarios EIB, quienes en los próximos meses viajarán a las diferentes regiones del país para reforzar la enseñanza en los colegios que más los necesitan.