Caso de gemelos cusqueños ilustra éxito peruano en reducción de la desnutrición crónica infantil

Con la presencia de la Ministra de Salud, Zulema Tomas, la viceministra del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, Ariela Luna y la representante de Unicef, Ana de Mendoza, se presentó el Estado Mundial de la Infancia (EMI), informe que recoge los indicadores oficiales de desarrollo de la niñez y adolescencia de todo el mundo. A partir de estas cifras, en cada edición el informe examina detenidamente una cuestión clave que afecta a la infancia, y propone soluciones.

Bajo el título «Niños, alimentos y nutrición, crecer bien en un mundo en transformación», el EMI 2019 vuelve a examinar esta realidad y evidencia lo avanzado, pero también los desafíos latentes para garantizarle a niñas, niños y adolescentes su derecho a una buena nutrición.

Este documento que nos entrega Unicef nos muestra la realidad de los niños en el mundo y nos permite conocer que, a nivel global, 3 de cada 5 niños está malnutrido. Esta situación los coloca en una gran desventaja frente a sus pares que no padecen esta situación, porque esta condición está directamente relacionada con el desarrollo neuronal mental. En el Perú hemos luchado durante muchos años contra este problema. Hemos logrado bajar la desnutrición, pero tenemos retos, tareas pendientes que las encontramos, sobre todo, en las zonas rurales del país”, dijo Tomas.  

La realidad querevela el EMI 2019 no deja de ser preocupante. En América Latina y el Caribe uno de cada cinco niños no está creciendo bien.

El caso peruano

El EMI 2019, que se publica a pocas semanas de conmemorarse el 30 aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño tiene una importancia especial para el Perú, primero porque a través de la historia de los gemelos cusqueños Josué Abdías y Josué Abraham muestra al mundo el éxito peruano en la reducción de la desnutrición crónica infantil. Además, por primera vez uno de estos informes incluye en su portada a una niña de nacionalidad peruana.

Cuando estos gemelos llegaron al mundo en el 2000, los indicadores nacionales sobre desnutrición crónica infantil eran desalentadores. 33% de las niñas y niños menores de cinco años estaba afectado por la desnutrición crónica. Dos décadas después, la reducción de este indicador ha sido realmente notable: 12% de niños peruanos menores de 5 años presenta desnutrición crónica.

Los gemelos no escaparon a esta realidad, pero tampoco al éxito peruano en esta lucha. Nacieron con desnutrición, pero gracias al cuidado de sus padres, la vigilancia y apoyo de la comunidad y la preocupación intersectorial del Estado, ellos son hoy dos jóvenes saludables

Igidio Suttaraura es el padre de estos dos jóvenes, líder comunitario de Hanaq, Chuquibamba en la provincia de Lamay en Cusco sostiene: Antes, en las provincias creíamos que el progreso era que llegara el cemento e hiciera carreteras. Ahora sabemos que eso no es lo principal. Lo que nos va a sacar adelante como país es el desarrollo humano. Yo, con mi esposa nos hemos dedicado por íntegro a mis hijos. Les hemos atendido, les hemos querido desde chiquitos, los hemos ayudado en su estudio. Esa es nuestra lucha y lo será siempre con ellos y con otros niños de nuestra comunidad. Que las familias entiendan que lo que nos va a sacar adelante como nuestro Perú es poner todo de nosotros para que nuestros hijos crezcan bien alimentados y con mucho cariño”.

Unicef consideró que el éxito del Perú en la lucha contra la desnutrición refleja el esfuerzo político nacional, la coordinación entre sectores, la asignación presupuestal y un sistema de monitoreo efectivo basado en resultados.

En comunidades tan alejadas como Hanaq, Chuquibamba, donde nacieron los gemelos, el liderazgo comunitario también ha sido clave. La comunidad en su conjunto trabajó para monitorear el estado nutricional de los niños, garantizar el acceso a servicios de salud y nutrición, y difundir conocimiento sobre alimentación.

Esta experiencia sirvió para mostrar la importancia de las prácticas de cuidado cariñoso y sensible para lograr un desarrollo que aseguren buena salud, nutrición adecuada, interacción sensible, protección y seguridad, y oportunidades de aprendizaje a la primera infancia.

El Perú es un país comprometido en la lucha contra la anemia y desnutrición. Hemos empezado a ver resultados desde el año 2000. Pero son resultados que se gestaron desde muchos años antes con programas como el promovido por UNICEF llamado “Buen Inicio”. Igidio y su familia son un maravilloso ejemplo de esta estrategia. Una estrategia que nos ha planteado no sólo enfocarnos en el tema de la alimentación sino en todo un paquete que incluye que la familia se involucre, que se trabaje en el crecimiento y desarrollo integral del niño”, afirmó Ariela Luna, viceministra del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social

Sin embargo, la lucha del Perú contra la desnutrición no ha terminado. Si bien los promedios nacionales dan cuenta de grandes avances, los regionales evidencian profundas brechas entre regiones de costa, sierra y selva. Por ejemplo, en la Región de Huancavelica el promedio de desnutrición crónica infantil es de 33% mientras que en Lima Metropolitana es de 5%.

Al respecto, la representante de Unicef dijo: tenemos tres retos pendientes resumidos en desnutrición, hambre oculta y obesidad. Esta realidad afecta a las familias de los quintiles más bajos y se da en los lugares más vulnerables. El Perú tiene una voluntad política firme de que esto cambie y ha sido reconocido por su lucha contra la desnutrición. Las recomendaciones que dan publicaciones como el Estado Mundial de la Infancia es el de trabajar en construir políticas públicas a las que se les asigne un presupuesto considerable. De esta manera el país logrará tener familias empoderadas que trabajan en alimentación, en crecimiento y desarrollo que pongan énfasis en el cuidado cariñoso y sensible. La historia de Igidio y su familia es una muestra de todo lo que se puede lograr

Además, subsiste otro gran problema nutricional que afecta especialmente a niñas y niños entre 6 y 35 meses: la Anemia, que en el 2007 afectaba a 57 de cada 100 niños y en el 2018 a 43 de cada 100. A diferencia de la desnutrición crónica, el avance en la lucha contra la anemia es muy lento y modesto. En Puno por ejemplo entre el 2007 y 2018 solo se ha reducido de 78% a 68%, y en Ucayali incluso se ha incrementado de 50% a 56%.

Pero este mundo en transformación también nos enfrenta a nuevas y paradójicas situaciones. Por ejemplo, el sobrepeso en adolescentes de 10 a 19 años se incrementó de 10.9% en 2014 a 18.5% en 2018. Situación similar presenta el indicador de obesidad que creció de 3.3% a 7.5% entre el 2014 y el 2018.

Algunos indicadores globales

  • A escala mundial, al menos uno de cada tres niños menores de 5 años está malnutrido y no crece bien.
  • 149 millones de niños menores de 5 años sufren de retraso en el crecimiento o son demasiado pequeños para su edad.
  • Casi 50 millones de menores de 5 años sufren de emaciación o son demasiado delgados para su altura
  • El sobrepeso y la obesidad están aumentando en todos los continentes, incluso en África. En todo el mundo, 40 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso.
  • Desde el año 2000, la proporción de niños con sobrepeso entre los 5 y los 19 años de edad aumentó de 1 de cada 10 a casi 1 de cada 5.
  • Desde 1990, la prevalencia de los niveles de sobrepeso entre los niños de 5 a 19 años ha aumentado en más de un 33% en el Reino Unido y en un 49,7% en los Estados Unidos.
  • Al menos 340 millones de niños menores de 5 años –o 1 de cada 2– sufren carencias de vitaminas y minerales esenciales.
  • Los niños consumen dietas deficientes desde una edad temprana. En todo el mundo, 2 de cada 3 niños entre los 6 meses y los 2 años no reciben los alimentos necesarios para mantener sus cuerpos y cerebros en rápido crecimiento.
  • El 44% de los niños de 6 a 23 meses de edad no comen frutas ni verduras. La tasa más alta se registra en Guinea, donde el 85% de los niños no comieron frutas y verduras.
  • En todo el mundo, casi el 59% de los niños menores de dos años no comen huevos, productos lácteos, pescado o carne. En Sudáfrica, sin embargo, el consumo de estos alimentos es superior a la media mundial, con un 76% en el caso de los productos lácteos, un 43% en el de los huevos y un 47% en el de la carne o el pescado.
  •  Los niños más pobres están pagando el precio más alto. Sólo 1 de cada 5 niños de entre 6 meses y 2 años de los hogares más pobres y de las zonas rurales recibe una dieta lo suficientemente diversa como para que su crecimiento y el desarrollo de su cerebro sean saludables. Los alimentos de origen animal (carne y lácteos) son esenciales para los niños de 6 a 23 meses. En los países de ingresos altos, los alimentos de origen animal son sólo de 1 a 4 veces más caros que los alimentos básicos con almidón. En África subsahariana, pueden ser de 9 a 10 veces más caras.