Los controles durante los primeros 30 días de vida del recién nacido son claves, porque en ese tiempo se pueden detectar signos de alarma sobre anomalías o enfermedades que podrían tener consecuencias fatales, además se refuerza la consejería en lactancia materna y se brinda información acerca de los cuidados que requieren los neonatos.
Carmen Dávila Aliaga, directora de Neonatología del Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP), dijo que al niño que nace a término (nueve meses de gestación) -sea por parto natural o cesárea- se le realizan procedimientos de atención inmediata de rutina, dentro de los cuales se encuentra el examen físico que incluye una revisión estricta de cabeza a pies, evaluación de los diferentes aparatos y sistemas, del patrón respiratorio, de la frecuencia cardiaca, se verifica si existe una malformación en el ano, entre otros.
Además, se realiza la valoración antropométrica que consiste en la determinación del peso, talla, perímetro cefálico y perímetro torácico, así como la determinación de la edad gestacional y su relación con el peso, se informó a INFOREGIÓN.
El bebé, antes de ser dado de alta también pasa por el llamado tamizaje neonatal para la detección de enfermedades graves que a simple vista no se notan o se evidencian de forma tardía. Consiste en la toma de unas gotas de sangre extraídas del talón del bebé, y permite diagnosticar oportunamente males como el hipotiroidismo congénito, la hiperplasia suprarrenal, fibrosis quística y fenilcetonuria que pueden causar retardo mental severo, discapacidad neurológica e incluso la muerte.
Asimismo, señala la especialista, el niño deberá ser llevado a cuatro controles durante el primer mes de vida (a las 48 horas luego del alta, a los 7, 14 y 21 días de nacido) para detectar precozmente anomalías o signos de alarma que identifiquen alguna enfermedad. Además, se evalúa peso, talla, y se corrobora si se realizó el tamizaje neonatal, la determinación de grupo sanguíneo, colocación de vacunas, y si se hizo el trámite para la obtención del DNI.
La madre también recibe consejería en lactancia materna, para reforzar las buenas prácticas en cuanto a técnicas de amamantamiento y posición del bebé. Se le enseña los cuidados que debe recibir el recién nacido en el hogar, tales como la adecuada limpieza del cordón umbilical, el baño y recomendaciones para prevenir enfermedades infecciosas. “Un resfrío o una neumonía pueden ser mortales a esta edad”, señala Dávila.
Además, si se detectasen signos de alarma como color de piel amarilla (ictericia), dificultad para respirar o hay sospecha de errores congénitos del metabolismo, el médico tratante puede solicitar pruebas de sangre o de imagen que confirmen el diagnóstico. De esa manera se pueden evitar complicaciones en la salud del bebé.