Huayruro: un proyecto de impacto nacional

El 19 de febrero del 1600, el volcán Huaynaputina, en Moquegua, generó  una de las erupciones más violentas en la historia de Latinoamérica y el mundo. Esta sepultó a más de 30 poblados aledaños al volcán y causó la muerte de más de 1500 personas. Arequipa, emplazada a 70 km de distancia, fue severamente afectada, quedando varios días en oscuridad debido a que los rayos solares no podían atravesar la espesa nube de gases y ceniza que cubría el cielo de la ciudad.

Han pasado más de 400 años desde aquel fátidico febrero, y los estragos causados por el Huaynaputina siguen captando el interés de muchos investigadores. Se quiere conocer el real impacto de aquella gran erupción. Por ello, se congregaron diversas instituciones como el Instituto Geofísico del Perú, Ingemmet, la Universidad Católica de Santa María, la Universidad Nacional de Agustín, la Universidad de La Reunión (Francia), el Cerema (Francia), además del Gobierno Regional de Moquegua. Se busca descifrar los hechos del ya lejano 19 de febrero de 1600.

Es así como se nace el proyecto Huayruro (El gran desastre en los Andes generado por la erupción del volcán Huaynaputina: comunidades olvidadas desde 1600 d.C. y los grandes retos del futuro). El primer paso de este trabajo multiinstitucional se dio en 2015, cuando varios investigadores se unieron para localizar los poblados sepultados y las estructuras enterradas utilizando métodos geofísicos como herramienta principal.

Actualmente, tres años después, se determinaron zonas precisas de estudio sobre las que se emplean métodos de prospección geofísica como georadares, magnetómetros, multifrecuencia electromagnética (EM), vuelo de drones para obtener un buen mapa de topografía a detalle de la zona, entre otros. En paralelo, se están efectuando estudios de geología para evaluar la magnitud del proceso eruptivo, el volumen de material emitido, altura de la columna eruptiva y otras características propias de la devastadora erupción.

Recientemente, el IGP ha congregado a arqueólogos de la Universidad Católica de Santa María para evaluar el proceso de desentierro de estos poblados. El propósito es crear rutas turísticas y museos de sitios que funcionen como centros de educación y sensibilización frente a los peligros volcánicos. Del mismo modo, biólogos de la Universidad Nacional de San Agustín visitaron la zona de estudio con la finalidad de evaluar el impacto en la biodiversidad que generó esta gran erupción.

La culminación del proyecto permitirá a las autoridades de Moquegua mejorar la calidad de vida de su población a través del geoturismo, creando fuentes de trabajo y de desarrollo para la región. Un espejo para este proyecto es Pompeya (Italia), la cual fue sepultada tras la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d.C. Hoy, más de 2 millones de turistas visitan cada año los vestigios de la que fuera una importante ciudad de la Roma antigua. Definitivamente, Moquegua y el Perú tienen una excelente oportunidad de progreso a través de la historia y la tragedia que nos dejó el Huaynaputina.

DATO:

La catastrófica erupción del Huaynaputina ocurrió en la transición del periodo Inca al periodo colonial, etapa cultural muy interesante para el Perú. Los poblados sepultados por flujos piroclásticos y abundante pómez y ceniza volcánica de más de 2 metros de espesor guardan consigo pasajes inéditos de nuestra historia nacional, se informó a INFOREGIÓN.