Sabancaya: Dos años de erupción ininterrumpida

El Sabancaya, el segundo volcán más activo del Perú, se localiza en la región Arequipa, provincia de Caylloma, a 20 km de distancia del centro poblado más importante (Maca). Hace exactamente dos años, este macizo inició un nuevo proceso eruptivo, tras casi tres años de estar presentando señales de intranquilidad. A la fecha, la actividad explosiva, con posteriores emisiones de ceniza, sigue siendo una característica habitual.

Inicio de la erupción y actividad explosiva

En febrero de 2013, el Sabancaya comenzó a registrar actividad sísmica importante en sus alrededores. El Instituto Geofísico del Perú, institución encargada de la vigilancia volcánica del país, identificó el incremento de la energía de estos sismos, así como el aumento en el volumen y frecuencia de las emisiones fumarólicas.  Fueron casi tres años después, en noviembre de 2016, que se registró la primera explosión con expulsión de fragmentos sólidos a través del cráter del volcán, iniciándose de este modo su erupción.

La emisión de cenizas, gases y, en ocasiones, bloques de roca, ha sido evidente desde aquella fecha hasta la actualidad. Uno de los aspectos que nos permite conocer la evolución de la erupción es el número de explosiones que genera el volcán día a día. “Entre noviembre de 2016 y noviembre de 2017, el Sabancaya registró más de 14 mil explosiones, observándose un promedio de 39 explosiones diarias. En este segundo año de erupción, el promedio diario de explosiones ha sido de 27 eventos, contabilizándose hasta ayer más de 9800 explosiones.”, precisa el MSc. Nino Puma, vulcanólogo del IGP.

Emisiones y dispersión de cenizas

Las explosiones del Sabancaya generan la expulsión de ceniza volcánica (magma pulverizado menor a 2 mm de diámetro). Diariamente, el IGP realiza el análisis de imágenes satelitales y aquellas capturadas por su cámara científica instalada cerca al volcán para determinar las direcciones hacia las cuales es dispersada la ceniza, lo cual es informado al Gobierno Regional de Arequipa (GRA) y al Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN). En los dos años de erupción, no ha habido ningún flanco del volcán que no haya sido afectado por la caída de este material.

Para informar a la población sobre el impacto y afectación por caída de cenizas, el IGP emite alertas que transmite a las oficinas de defensa civil de cada distrito del valle del Colca según la dirección hacia la que se desplazan las cenizas. Del mismo modo, comunica a la aviación comercial la altura que alcanzan las columnas eruptivas para que los aviones que están en rutas cercanas al volcán tomen en cuenta dicha información. Estas comunicaciones y monitoreo son efectuados en tiempo real.

¿Hasta cuándo continuará la erupción?

La anterior erupción del Sabancaya ocurrió entre 1990 y 1998, es decir, tuvo 8 años de duración. “Este antecendente inmediato nos da una idea de lo que podría ocurrir en el presente proceso. Los volcanes peruanos, dada la composición química de su magma y el tipo de erupción que presentan, registran procesos eruptivos largos (meses, años)”, explica el Ing. José Del Carpio, experto en vigilancia volcánica del IGP.

A la fecha aún siguen registrándose en moderadas cantidades sismos vinculados al movimiento de fluidos magmáticos dentro del Sabancaya, los cuales indican que existe un continuo transporte de magma hacia la superficie. Esto es corroborado frecuentemente con el registro de anomalías térmicas que nos indican que un cuerpo caliente está cerca de la superficie del volcán. De hecho, este 4 de noviembre, el sistema MIROVA detectó dos de ellas.

Con base al monitoreo efectuado día a día, los vulcanólogos del IGP prevén que esta actividad explosiva continúe en los próximos meses. El Instituto Geofísico del Perú ha fortalecido la red de vigilancia que tiene sobre el volcán y cuenta a la fecha con cinco estaciones geofísicas, además de una cámara de video que captura imágenes cada minuto del volcán.

Fuente:

Instituto Físico del Perú