Una humilde mujer fue asesinada a fierrazos en circunstancias que son investigadas por las autoridades. Todo apunta a que se trate de un nuevo caso de feminicidio; el esposo de la víctima es el principal sospechoso, a pesar que inicialmente decía que no podía imaginarse un fin así para la occisa y que él no había tomado conocimiento de la muerte sino hasta que un vecino, dueño de una panadería, le comunicó el hallazgo del cuerpo de la mujer, a quien se identificó como Merina Bermeo Coello (47).
De acuerdo a las informaciones que se manejan desde el hallazgo del cuerpo, ocurrido en el jirón Túpac Amaru, del asentamiento humano 7 de Mayo, distrito Castillo Grande, la mujer había estado trabajando la noche anterior en una vivienda donde hacen panes, a donde siempre asistía para poder ayudar con el sostén del hogar.
Serían aproximadamente las 2:00 de la madrugada cuando la víctima decidió retornar a su vivienda al terminar su trabajo. Fue en ese momento, cuando sólo le faltaba una cuadra para llegar a su domicilio que fue atacada salvajemente por alguien que la ultimó y la dejó abandonada a un costado de la vía por la que transitaba, se informó a INFOREGIÓN.
Los vecinos hallaron el cuerpo al despertar y avisaron a las autoridades. Al llegar la policía se efectuaron averiguaciones y algunas personas dijeron haber escuchado un ruido fuerte en la madrugada, lo que hizo presumir que se habría tratado de un accidente de tránsito y se pidió la intervención de peritos de tránsito. Sin embargo, conforme fueron pasando los minutos los agentes de investigación criminal hacían su trabajo y luego de voltear el cuerpo sin vida observaron que tenía la mandíbula destrozada con algún elemento contundente.
Al lugar acudió el esposo de la víctima, José Alfredo Guevara García (50), y ante las preguntas de la policía dijo que no sabía nada del hecho y que recién se había enterado cuando le llamó el dueño de la panadería, quien le habría dicho que encontraron el cadáver de su esposa.
La policía siguió investigando y tras una búsqueda, a aproximadamente siete metros del cadáver, hallaron el objeto utilizado en el crimen, una barreta de construcción con manchas de sangre y cabello de la víctima. Mientras tanto el esposo siguió diciendo no conocer nada sobre el asunto, aunque dijo que posiblemente la occisa tenía otra pareja.
Las características halladas en el cadáver hacen presumir que la mujer fue atacada con el fierro y al caer al suelo fue rematada con varios golpes más, lo que le destrozó totalmente la cara. Como el esposo se mostraba muy colaborador las autoridades policiales lo llevaron al complejo policial como testigo y sin embargo, al entrar en contradicciones, después de las 2:00 de la tarde, su situación cambió a detenido e investigado como principal sospechoso del crimen.
Tanto el teléfono celular de la occisa, como del esposo fueron incautados para ser investigados y se concluyó que minutos antes fue el esposo que la llamaba insistentemente, lo que confirma las versiones de algunos trabajadores de la panadería, los que dijeron que antes de salir Merina recibió varias llamadas y les dijo “es mi marido, que está borracho”.