La Policía Nacional del Perú (PNP) y el Ministerio Público detuvieron esta madrugada a 30 presuntos integrantes de la organización criminal Los Verdugos de San Martín, dedicados al robo agravado, extorsión, sicariato, tráfico ilícito de drogas, lavado de activos, corrupción de funcionarios y tráfico de influencias.
El ministro del Interior, Mauro Medina Guimaraes, precisó que “se trata del megaoperativo número 43 en lo que va del 2018. Al frente del caso estuvo la División de Investigaciones de Alta Complejidad”.
Además, indicó que este megaoperativo se ejecutó tras 10 meses de investigación y constituye un golpe contundente contra el crimen organizado en la región San Martín. “A partir de estas detenciones y lo incautado contra Los Verdugos de San Martín se inicia una segunda etapa de investigación que nos debe llevar a mayores detenciones”, añadió.
Las fuerzas del orden hicieron valer la orden de descerraje para 38 inmuebles en Moyobamba, siete en Juanjuí, tres en Tarapoto y uno en la región de Amazonas. Al mismo tiempo, se hizo una requisa extraordinaria en 9 celdas de Juanjuí y una en el penal de Tarapoto, se informó a INFOREGIÓN.
De acuerdo con las investigaciones policiales, Los Verdugos de San Martín se encuentran vinculados con al menos 26 robos agravados y nueve homicidios calificados perpetrados desde el 2016 a la fecha. Entre sus filas fueron contabilizados un total de 17 reos en cárcel.
El rango de acción de la organización criminal incluía las provincias de Rioja, Moyobamba, Lamas, San Martín, Picota, Bellavista, Huallaga y Mariscal Cáceres, en la región de San Martín. De igual forma, había extendido sus actividades ilícitas por la provincia de Bagua, en la región Amazonas.
Los Verdugos de San Martín estarían liderados por Segundo José Quispe Pérez (49), más conocido en el mundo del hampa como Cojo Quispe o Pelao Quispe. Este sujeto fue detenido por la PNP en Moyobamba.
Entre sus hombres de confianza figurarían los hoy presos Leandro Carranza del Águila (28), alias Leandro; y Mender Pizango Dahua (41), alias Chino. A ellos se les atribuye el rol de lugartenientes desde sus celdas en el penal de Juanjuí.
La organización criminal, según la PNP, contaba con el apoyo de miembros de la propia Policía Nacional del Perú y de la Fiscalía de la Nación para delinquir con impunidad. Los funcionarios y servidores públicos alertaban a los integrantes de operativos o investigaciones en su contra, a cambio de un beneficio económico.
Modus operandi
La banda Los Verdugos de San Martín se caracterizaba por la especial planificación de sus fechorías. Por ejemplo, solían realizar un estudio del lugar y de la víctima antes de ejecutar un asesinato, previo pago de un adelanto de dinero exigido a quien solicitaba sus macabros servicios.
Una vez que ejecutaban el homicidio recibían el saldo pendiente, que podía oscilar entre los 8 mil a 50 mil soles. La tarifa dependía de la condición social o estatus del objetivo a ultimar, así como de las complejidades que pudieran existir para lograr el propósito.
La misma estrategia aplicaba la organización criminal para los hurtos y robos. Los “visionarios” (marcas) brindaban la información sobre el movimiento económico de las potenciales víctimas, mientras que otros colaboradores evaluaban los riesgos y disponían la seguridad en los lugares donde se iba a cometer el asalto.
El efectivo sustraído era repartido entre los distintos integrantes. Si el patrimonio arrebatado era un vehículo, procedían a venderlo al mejor postor.
Para sus actividades extorsivas se comunicaban con autoridades ediles para solicitarles grandes sumas de dinero, a fin de no atentar contra sus vidas o las de sus familiares. Los depósitos se efectuaban a cuentas de terceros para evitar la identificación de los implicados.
El presunto cabecilla de Los Verdugos de San Martín también se habría dedicado a comprar cocaína y pasta básica de cocaína. La droga era vendida al menudeo en las ciudades de Moyobamba y Rioja a través de una red de microcomercializadores.
Hechos criminales
A los integrantes de Los Verdugos de San Martín les precedía una temible fama creada a partir de una serie de robos y asesinatos. En lo que significó uno de sus golpes más importantes, el 2 de mayo de 2016, se llevaron 132 mil soles del peaje de la empresa IIRSA Norte, ubicada en el kilómetro 197 de la carretera Presidente Fernando Belaúnde Terry – Moyobamba.
El 1 de mayo de 2017 perpetraron el robo de 18 mil soles en agravio del Tragamonedas Fargo, de la empresa Nevada Entretenimiento SAC. Asimismo, el 3 de octubre de ese año robaron S/22 330.81 de la Oficina de Gerencia de Administración Tributaria y la Unidad de Caja de la Municipalidad Provincial de Moyobamba.
La mayoría de los nueve asesinatos por encargo que se le imputa a Los Verdugos de San Martín guarda relación con ajustes de cuentas o el robo con subsecuente muerte. El reguero de sangre dejado por la organización criminal inició el 2 junio de 2016 con el asesinato de Wilson Bustamante Calderón, alias Chanchero.
El 3 de julio se cometió el asesinato de José Eugenio Yarlequé Peña, alias Culebra; y el 8 de julio le siguió el acribillamiento de Raúl Álvarez Panduro. El 14 de diciembre de ese mismo año le quitaron la vida a Cecilia Solsol Sangama de Salas.
El 2017 probaría ser la temporada más mortífera como parte de la actividad delictiva de Los Verdugos de San Martín. El 22 de mayo se reportó un doble homicidio durante el segundo asalto contra el peaje de la empresa IIRSA Norte. En aquella oportunidad fueron asesinados el suboficial de segunda de la PNP, Franklin Morán Choque; y el vigilante particular Segundo Rodil Cenepo Pua.
El 28 de mayo fue ultimado el chofer de una mototaxi identificado como Raúl Castro Chuquicahua; el 24 de junio el docente David Moisés Alfaro Calderón; el 11 de agosto Jorvis Quispe Gonzáles y el 19 de diciembre Luis Abanto Torres Álvarez, alias Grillo o Cabezón.
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