Las cada vez más frecuentes capturas de ‘burriers’ peruanos en Arica y otras ciudades del norte chileno confirman que los traficantes del valle del río Apurimac y Ene (VRAE) se han convertido en los principales abastecedores de drogas en el vecino país, junto a sus similares de Bolivia. El último fin de semana fue detenido en el control de Chacalluta otro peruano, identificado como Alejandro Ramírez, con 123 ovoides de cocaína en su estómago.
Debido a la estricta vigilancia que el país sureño ejerce sobre su territorio, y a la poca permeabilidad de sus autoridades a la corrupción y el chantaje, los narcotraficantes utilizan la modalidad de envío tipo ‘hormiga’, con mensajeros que nunca llevan más de diez kilos por vez, y que intentan el cruce en horas de la noche a través de los desolados desiertos fronterizos.
Otros lo intentan camuflando la ilegal mercancía entre sus pertenencias o en sus propios estómagos, haciéndose pasar como supuestos turistas que viajan, vía la ciudad de Arica, hasta Santiago de Chile.
Esta droga es elaborada en las montañas del VRAE, para ser transportada por las alturas de Ayacucho hasta la Región Ica. De allí baja hasta el puerto de Pisco, para seguir la ruta terrestre hasta la localidad de Tacna. Un segundo gran abastecedor chileno es Bolivia, cuyos traficantes hacen sus envíos siguiendo la vía Puno-Moquegua-Tacna.
Al respecto, diversas instituciones que trabajan en prevención del consumo de drogas señalan que cada vez más chilenos se vuelven adictos a este vicio, lo que está posicionando a dicho país como el mayor consumidor ‘per cápita’ de cocaína de Sudamérica.