Iñapari es una ciudad pequeña de no más de mil quinientos habitantes, distante a 220 kilómetros de Puerto Maldonado. Iñapari es desde 1912, capital de la provincia de Tahuamanu y se recuesta sobre el manto exageradamente verde de una selva verdaderamente impresionante en el departamento de Madre de Dios.
Llegar desde Puerto Maldonado a su placita de armas en pleno proceso de remodelación es muy fácil: solo hay que cruzar el famoso puente Billinghurst y tomar la carretera Interoceánica Sur rumbo a Brasil. En aproximadamente tres horas se debe estar arribando a esta localidad fronteriza.
Si las provincias de Manu y Tambopata son célebres por la belleza e importancia de sus áreas naturales protegidas (Manu, Tambopata, Bahuaja-Sonene, Amarakaeri), Tahuamanu destaca por el buen estado de sus bosques, el auspicioso repunte técnico de sus concesiones forestales y la alta productividad de las piscigranjas que abastecen de pescados de todas las tallas a los principales mercados de la región.
En este rincón de nuestro territorio, puerta de ingreso y salida del Perú, su población liderada por su alcalde, se ha puesto retos mayores: convertirse en los próximos años en una provincia reconocida en toda la región por el aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales, la conservación de las áreas naturales protegidas, el respeto a los pueblos originarios y la orgullosa identidad local de las nuevas generaciones y de los migrantes.
“Estamos trabajando para convertirnos, comenta Alfonso Cardoso, alcalde de la Municipalidad Provincial de Tahuamanu, en una provincia limpia, segura, cálida y generadora de puestos de trabajo”. Apuntan a ser una ciudad sostenible.
Una capital en medio del bosque
Una ciudad es sostenible cuando reduce los impactos en el ambiente y provee una alta calidad de vida a sus habitantes. WWF Perú impulsa desde el 2011 el Desafío de Ciudades, una iniciativa que intenta visibilizar y poner en valor a los gobiernos locales que están llevando a cabo esfuerzos para combatir el cambio climático, fomentar la generación de acciones que favorezcan el clima apropiado y la sostenibilidad urbana.
Más de 320 ciudades de todo el mundo han participado en el Desafío, nuestro país se integró a la iniciativa en la edición 2015 y el año pasado tuvo a Iñapari, la progresista localidad amazónica en una triple frontera, como a una de sus más entusiastas participantes.
Si bien es cierto que las ciudades y sus 3,500 millones de habitantes son un vector de contaminación, la intensa deforestación de las coberturas boscosas -principalmente en los países tropicales- y el cambio de uso de la tierra son causantes de considerables volúmenes de emisiones globales.
En los bosques de Tahuamanu, una provincia que ocupa el 24,85 por ciento del departamento de Madre de Dios, considerada la Capital de la Biodiversidad del Perú, se encuentran las cabeceras de cuenca de ríos muy importantes en el sureste peruano que llevan sus aguas a Brasil y Bolivia. También los bosques y cursos de agua prístinos de una buena parte del Parque Nacional Alto Purús, un área protegida de extrema biodiversidad habitada por comunidades nativas de varias etnias amazónicas y pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial.
Su importancia ecosistémica, por tanto, es mayúscula y eso lo saben los pobladores locales y los funcionarios que participaron en la elaboración del Plan de Desarrollo Local Concertado 2017-2025 y de la Agenda Transversal de Desarrollo Verde 2018-2021. Estos documentos buscan construir desarrollo sostenible en Iñapari y el resto de la provincia desde un enfoque de producción-protección-inclusión que cuide el ambiente y proteja a sus habitantes.
Iñapari es una ciudad cuya belleza escénica deslumbra al visitante. El río Acre vivifica sus coberturas naturales y le permite al turista cruzar el llamado Puente de la Integración para tomar contacto con la ciudad de Assis, en Brasil o con la localidad de San Pedro de Bolpebra, la puerta de entada a la Cuenca Amazónica Boliviana. De allí el sentido de la inversión del municipio en la remodelación del malecón y de la plaza principal, dos espacios que van a convencer al que llegó de quedarse en una villa cuyos ciudadanos se han propuesto enfrentar con buenas armas el desafío del cambio climático.
“Venimos realizando el debido acompañamiento técnico al alcalde Cardoso y a los regidores que lo acompañan” nos cuenta Oliver Liao, consultor para la oficina regional de WWF en Madre de Dios, “en el desarrollo de la agenda verde de una localidad de frontera estratégicamente ubicada en el eje Madre de Dios-Acre-Pando, un territorio de vital importancia para la región amazónica”.
El municipio de Iñapari tiene en cartera la creación de una red de bosques municipales que se integren a la actividad turística y a la recreación. También el desarrollo de un agresivo plan de obras públicas -agua, desagüe, tratamiento de residuos sólidos- que mejoren la calidad de vida de la población en su conjunto. Y que sirvan para involucrarlos en un “buen vivir” urbano que se irá aprendiendo en la casa y la escuela. La agenda de Desarrollo Verde recomienda la inclusión en la currícula escolar de contenidos sobre cambio climático y adaptación al mismo.
“Es interesante observar, agrega Liao, el esfuerzo de un municipio relativamente pequeño por generar cadenas productivas que alienten la conservación de sus bosques y detengan la deforestación que sufre el departamento”. Tarea difícil, ciertamente, el año 2016 la provincia de Tahuamanu sufrió la pérdida de más de cuatro mil hectáreas de sus bosques por acción de la agricultura y la tala ilegal. Sin embargo, la meta es clara: deforestación cero, desarrollo económico y social, concertación y mucho esfuerzo.
La tarea de convertir a Iñapari en una ciudad sostenible está en marcha. Bienvenido el futuro.
Fuente: Municipalidad provincial de Tahuamanu