Efectivos de la Comisaria de Puerto Rosario Laberinto en Puerto Maldonado, región Madre de Dios, incautó dos ametralladoras tipo UCI, dos fusiles de largo alcance, con sus respectivas cacerinas y provistas de municiones. Además de dos teléfonos satelitales, dos embarcaciones rápidas, con su motor fuera de borda, botes inflables y otros implementos para desplazarse por la selva, se informó a INFOREGIÓN.
Este armamento iba a ser usado por una banda de unos 20 asaltantes. El arsenal de armamento fue incautado en el centro poblado menor de Las Malvinas, a cuatro horas en embarcación rápida de Puerto Rosario Laberinto, a 50 kilómetros de Puerto Maldonado. Así lo dio a conocer el Crl. Fernando Reátegui Lazarte, jefe de la región policial de Madre de Dios.
Según el oficial, el viernes al medio día uno de los comerciantes de Las Malvinas informó a la comisaria de Laberinto que en la mañana unos cuatro sujetos compraban alimentos en un restaurant preguntando por el teniente gobernador de la zona. El comerciante presumía que podía tratarse de delincuentes y por ello llamó a la comisaria de Laberinto.
Esa tarde, el jefe de la comisaria de Laberinto, José Marcial Terrones Chafloque y tres efectivos policiales partieron a Las Malvinas. Ante su llegada, las personas extrañas huyeron del lugar hacia la espesura de la selva. Los efectivos policiales solo pudieron detener a uno de ellos, Jahet Dair Carmona Gonzales, de 21 años de edad, procedente de Lima.
En uno de los botes encallados del puerto del centro poblado se hallaron dos ametralladores tipo USI, dos fusiles de largo alcance, dos teléfonos satelitales y abundantes municiones, así como otros utensilios como botes inflables, para trasladarse por los ríos.
Se supo que los cuatro delincuentes que habían llegado a la zona esperan a otros miembros de la banda, que en grupo de 10 a 15 asaltantes descenderían por el rio para juntos asaltar al día siguiente en la zona de Las Malvinas.
En tanto, Orión Pillco Ancó, teniente gobernador de Las Malvinas, dijo que constantemente bandas de criminales en números de 15 a 20, llegan haciendo disparos al aire y toman el control de los centros poblados y campamentos mineros.
Luego de aprisionar a sus autoridades y poner al suelo a todos los moradores, ellos revisan y voltean y se llevan todo lo que encuentran, como dinero en efectivo de las tiendas comerciales y de compradores de oro, objetos de valor hasta vehículos como motos y celulares. En muchos casos, golpean sus propietarios y hasta violan a sus mujeres.