Esfuerzo conjunto. Las comunidades nativas de las provincias de Satipo y Chanchamayo, en la región Junín se han sumado a las acciones desplegadas por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria –Senasa, del Ministerio de Agricultura y Riego. ¿El motivo? Controlar y erradicar la plaga del caracol gigante africano (Achatina fulica).
De esta forma, los servidores del campo del Senasa articulan acciones con los gobiernos locales y autoridades comunales de Zotani, Esperanza, Puerto Victoria y Rio Tambo. Esto se debe a que dichas zonas han reportado presencia de esta plaga y donde se han conformado brigadas de control con los pequeños productores y población a fin de realizar jornadas de recolección de estos moluscos.
Cabe mencionar que en cada jornada se llega a juntar de 200 a 300 kg. de caracol africano, los mismos que son depositados en cilindros con agua y sal o lejía. Durante 24 horas se deja en reposo y luego son enterrados a 20 o 30 cm bajo tierra. Así, para el manejo de esta plaga, el Senasa recomendó usar guantes impermeables, tapabocas y bolsas.
Se informó a INFOREGIÓN que los distritos de San Ramón, Chanchamayo, San Luis de Shuaro, Pichanaki y Satipo, presentan mayor incidencia en las zonas urbanas, donde también se realizan charlas de capacitación en colegios como estrategia para llegar a la población en general.
Asimismo, en las comunidades nativas, el Senasa evalúa los predios de cítricos, banano y papaya, cultivos producidos en abundancia y que son de importancia económica y de sustento diario para los pobladores de estas zonas. Mediante esta actividad, los especialistas identifican los lugares donde hay mayor incidencia, lo que les permite tener un cálculo poblacional de esta plaga.
Los meses con mayor infestación fluctúan entre octubre y abril, por la presencia de lluvias, lo que genera condiciones climáticas favorables para su hábitat. En la zona urbana, su hábitat son los lugares frescos, desagües, basurales, con mucha humedad y sombra. Llegaron al campo porque los pobladores y agricultores quisieron criarlos para su consumo, desconociendo el riesgo que significaba para sus cultivos y su salud.
Los comentarios están cerrados.