En plena carrera de los cien días –lo vemos correr de una oficina a otra en el sector Interior–, el ministro Carlos Basombrío nos recibe para asegurarnos que, por fin, alguien está a cargo de nuestro miedo ciudadano. Y se anima a decirnos algunas cosas que no están en los 29 puntos de su plan urgente.
—¿Cómo debemos sentirnos en el día 101?
No sé si en el 101 o antes, quiero que sientan que estamos a cargo. Lo que pasaba, y yo lo sentía antes como ciudadano, es que no había nadie a cargo de esto, que vivíamos en una inercia, con iniciativas dispersas, que no había sentido de urgencia. Desde el primer día, he querido transmitir que ha venido un equipo del que yo estoy a cargo.
—Eso ya se nota con la disposición a dar muchas medidas.
Sería un mentiroso si dijera que habrá cambios cualitativos en la vida cotidiana en cien días, pero sí puedo asegurar que estamos avanzando en un conjunto de medidas que, paulatinamente, dará algunos resultados.
—El Conasec es importante, pero preocupa que haya una ‘comisionitis’ de alto nivel con palabras bonitas como transversal e intersectorial, pero sin capacidad ejecutiva.
Las palabras están tan desgastadas en la política peruana que no pretendo que se me crea, pero sí les cuento lo que pretendo hacer. Hemos reunido el Conasec [ Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana] en su más alto nivel. Hacerlo todos los meses es una tontería, sería ‘protocolitis’. Hemos quedado en lo siguiente: me reuniré en sesiones técnicas con equipos de trabajo para temas específicos. En el cuarto mes, damos cuenta al pleno de lo que hemos avanzado en cada caso. Ejemplo: una comisión verá cómo mejorar la relación policía-serenazgo, hoy tan desregulada y a la libre.
—A propósito, entre las 29 medidas, está el patrullaje integrado policía-serenazgo. ¿Si no está regulado, depende solo de la buena voluntad?
Primero, de la voluntad del ministerio. La tenemos. Luego, hay que establecer que el patrullaje no es un simple auxiliar del sereno, sino que debe estar en el marco de los planes de seguridad ciudadana de cada distrito. Empezaremos con siete ciudades.
—A propósito de regulaciones, esto lleva al tema de las facultades. ¿Se ha reunido con los fujimoristas pidiéndoles su buena voluntad?
El primer ministro [Fernando Zavala] se ha reunido con la presidenta del Congreso, Luz Salgado, para tener un clima de mutua buena voluntad. Ella fue muy generosa diciendo que el tema de seguridad importaba a todos. Mi tranquilidad es que los planes de gobierno se parecen mucho.
—En la campaña parecía haber una discrepancia en el 24×24, pero usted ha dicho que aún se va a mantener.
El régimen existe porque hay unidades y trabajos especiales que lo requieren. Lo que desaparece no es el 24 x 24, sino la posibilidad de brindar servicio con uniforme en chifas y casinos. Es un tema enmarañado y la policía tiene la sensación de que en su tiempo libre se les ha quitado la posibilidad de ganar un dinero extra. Pero eso es absurdo, no se le puede quitar a nadie esa posibilidad de ganar dinero. Lo que se ha prohibido es la indignidad del uniforme. Volviendo a las coincidencias, todas las bancadas comparten el anhelo de que las calles estén seguras. Es un tema de urgencias nacionales. El paquete de medidas que vamos a presentar es sensato, no plantea barbaridades. Y si nos excedemos, y prometo no hacerlo, el Parlamento tiene la potestad de cambiarlo todo. Lo que pedimos es un ‘fast track’, hacerlo rápido.
—A propósito de medidas que sí son drásticas, San Isidro tomó la decisión de sacar a los cambistas.
Entiendo la preocupación del alcalde [Manuel Velarde], y comparto que el dinero en las calles es un problema de seguridad. Pero si un distrito rico como San Isidro toma esa medida tan drástica sin pensar en las consecuencias sociales y sin ofrecer alternativas a los cambistas, como formar cooperativas, ¿qué podemos esperar de los demás distritos? Me sorprende que se anuncien medidas de tal insensibilidad social. No se le puede decir a la gente: “Tú eres un problema, friégate”.
—En otras palabras, estaría de acuerdo si se generaliza a la ciudad y se ofrecen alternativas al cambista.
Como hizo [Alberto] Andrade con los ambulantes. Los sacó, pero les dio oportunidades. Mucho más me preocupan los enormes manejos de dinero en efectivo. No es culpa de los bancos, pero hay marcas porque hay dinero en efectivo en las calles. Las balaceras podrían reducirse drásticamente si logramos reducir los montos de efectivo.
—Asbanc (Asociación de Bancos) se ha comprometido a financiar la modernización de comisarías vía obras por impuestos. ¿No sería más eficaz lograr transferencias interbancarias más rápidas y tomar otras medidas para que la gente se sienta menos atraída a disponer de efectivo?
Cuando les he preguntado, me dicen que no depende de ellos, sino que no los dejan. Es la regulación. Las transferencias ya han sido reguladas para obtener el dinero en el mismo día. No hay excusa para portar tanto efectivo.
—Entonces, ¿se necesita un cambio de cultura?
Puedo entender que suceda en lugares apartados, pero no en una ciudad grande. No puede ser que la gente se mate en las calles porque no hemos regulado que haya menos dinero en efectivo. Dicho sea de paso, ello tendría ventajas en la lucha contra el lavado de activos, pero no me meto en otros ministerios.
—¿Ha conversado con Asbanc para limitar el monto a sacar en efectivo?
Insisto, no depende de ellos.
—Pueden hacer lobby para cambiar la regulación.
No quiero que hagan o no un lobby, estoy planteando como ministro del Interior que sería una gran cosa para ayudar a que las calles estén más seguras. Que no haya marcas buscando como buitres dónde hay dinero. La reducción del dinero que se puede manejar en físico sería una medida importante para la seguridad en el Perú. Otro ejemplo: me parece inaudito que se pueda comprar en una tienda un aparato electrónico de S/25 mil en efectivo. Eso debe pasar por el sistema bancario.
Fuente: El Comercio