El comisionado para la paz y el desarrollo de la selva central, Mario Jerí, opinó que la presencia de las autoridades, tanto militares como del Ejecutivo, en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE, es necesaria para lograr el desarrollo de las comunidades que habitan en esa parte del país.
Estas aseveraciones fueron dadas en relación con la reciente creación de la región militar especial del VRAE que permitirá – según analistas – un mejor desempeño de las Fuerzas Armadas en su lucha contra los remanentes de Sendero Luminoso y sus aliados, los narcotraficantes.
Durante una entrevista con el programa Diálogo Ciudadano, que transmite INFOREGIÓN, el comisionado Jerí consideró en ese sentido que «a veces, cuando las sedes de la región y las autoridades están demasiado lejos del centro de operaciones en un plan tan importante como es el plan VRAE, no se cumplen los objetivos».
Debido a ello, saludó la creación de la referida región militar. «Necesitamos que las autoridades estén cerca, y si se trata de la creación de esa región para que las autoridades se instalen en el río Ene, para que ellos puedan tener un trato directo con los pobladores de esta zona, bienvenido sea», refirió.
«Hay una serie de aristas en el desarrollo del VRAE que es necesario que las autoridades vivan y, antes de tomar las decisiones, comprendan instalándose y viviendo con las comunidades», resaltó.
Recorte presupuestal complica lograr objetivos de desarrollo
Más adelante, Jerí reconoció que, «si bien es cierto, diferentes sectores del plan VRAE están apoyando el desplazamiento de obras y acciones de Salud y Educación en estas zonas, el recorte presupuestal hace que esta tarea sea cada vez más difícil».
«Necesitamos pedirle al ministerio de Economía que refuerce estos sectores por lo menos en zonas tan alejadas cuyo desplazamiento es altamente oneroso», exhortó con relación a los costos que representa llevar la presencia del Estado a las zonas alejadas del VRAE.
Problemas de la migración andina al río Ene
El funcionario señaló, en otro momento, que la gran migración andina que viene dándose a la zona del río Ene va a generar problemas, pues se trata de «gente con otra cultura».
Indicó que el conflicto reside en el hecho de que los colonos no encuentran espacio en las comunidades y centros poblados del lugar para asentarse, razón por la que se establecen en el área de las comunidades Ashaninka, lo que altera su espacio vital.
«Entonces, para que este cambio y evolución de los pueblos se dé con la pausa y tranquilidad necesaria, necesitamos que las autoridades estén cada vez más cercanos a ellos para poder guiarlos y que el Estado se acerque cada vez más a estas poblaciones un poco olvidadas por otros gobiernos», puntualizó.