Orgías con prostitutas pagadas por narcos. Regalos entregados por los mafiosos. Visitas a burdeles frecuentados también por los capos: esas son las conclusiones de una investigación de la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia (OIG) en torno a los agentes de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA). El escándalo provocó ayer la renuncia de su directora, Michele Leonhart.
¿CÓMO EMPEZÓ LA HISTORIA?
La investigación de la OIG surgió a raíz de otro escándalo sexual, que estaba ligado a un grupo de agentes del Servicio Secreto estadounidense que contrató prostitutas en Cartagena, Colombia, antes de la llegada del presidente Barack Obama a la Cumbre de las Américas de abril del 2012.
Los agentes de la DEA que fueron interrogados por la OIG admitieron haber participado en fiestas de sexo en el extranjero con prostitutas, que fueron contratadas por narcotraficantes.
El informe de 138 páginas no especifica dónde fueron las fiestas, aunque un alto funcionario del Gobierno Estadounidense citado por medios locales afirmó que se trataba de Colombia.
Ahí un policía local arregló fiestas de sexo con prostitutas financiadas por cárteles locales de la droga para estos agentes de la DEA, según el documento.
En medio de párrafos enteros censurados, se lee que en ese país una persona no identificada alega que le dio un “reloj Rolex auténtico’’ a un agente y que esa persona suministraba prostitutas para fiestas que ofrecía otro individuo en Cali.
Las fiestas habrían tenido lugar durante un periodo de varios años en las oficinas que el gobierno estadounidense alquilaba en ese país, agrega la OIG.
Un policía local alegó haber prestado protección para las armas y propiedades de los agentes estadounidenses durante las fiestas.
Testimonios de policías locales revelaron que al menos tres agentes supervisores de la DEA recibieron dinero, regalos y armas de miembros de los cárteles de droga, además de los servicios de las prostitutas, según el informe.
Los agentes hallados responsables recibieron suspensiones de entre dos y 10 días.
Uno de los puntos del reporte más comprometedores es el que afirma que un director regional de la DEA, que además era supervisor de grupo, no reportó a la cadena de mando o la oficina de investigaciones de ese organismo “repetidas acusaciones de que agentes especiales de la DEA pagaban prostitutas y frecuentaban burdeles mientras ocupaban cargos en el exterior’’.
También se alegó, agrega la OIG, que uno de los agentes agredió a una prostituta en medio de una discusión por un pago.
Según el Departamento de Justicia, en las fiestas también se puso en peligro la seguridad de las operaciones, ya que la «mayoría» de las veces, los agentes y las prostitutas se citaban en lugares donde estos tenían computadoras portátiles, teléfonos y otros equipos oficiales.
Además, los agentes se sometían al riesgo de «extorsión, chantaje o coacción» al celebrar las fiestas en el lugar de trabajo, según el informe.
“El problema grande no es que los agentes de la DEA salgan con prostitutas, lo grave es que esas niñas son también clientes de los narcos’’, explicó a Univisión una fuente familiarizada con la denuncia.
De acuerdo con Univisión, al cuestionar a la OIG a un auditor de la DEA por qué había cerrado uno de los caso de las prostitutas después de haber entrevistado solo a una persona, este respondió:
“Si usted mira a un hombre a sus ojos y responde no, entonces la respuesta es no, ir más supera mis obligaciones’’.
A pesar de ello, Michele Leonhart decidió alejarse de la agencia casi un mes después de conocerse el informe de la OIG. Así, se terminó una carrera al frente de la DEA iniciada en el 2007 (El Comercio).