Los bajos precios de los hidrocarburos han hecho que el futuro económico de las industrias gasíferas en el Perú sea incierto. Empresas como China National Petroleum Corporation , que cuenta con lotes 57 y 58, y y Hunt Oil, con el lote 76, no concretan inversiones para extraer este recurso por baja rentabilidad.
El precio del gas en el mundo ha experimentado una caída debido a revolución del shale gas. Este es sumamente barato comparado al gas normal y a su explotación no parece afectarle los bajos precios de hidrocarburos. “La caída de precios no frenará la industria del shale”, indicó Álvaro Ríos, socio director de las consultoras Gas Energy Latinoamérica y Drillinginfo, a Semana Económica (SE).
Ahora existen lotes de shale gas que pueden operar y ser rentables a US$40 por barril de petróleo (el precio actual es de US$53). Según Ríos, existe shale gas para 200 años en el mundo, y para 85 en Estados Unidos, por lo que es una industria totalmente vigente.
El futuro de la extracción del gas peruano, por tanto, estaría ligada al desarrollo de una industria petroquímica en el sur del país, aunque su viabilidad económica también este en incertidumbre, según el reporte de SE.
Los precios de los productos petroquímicos han caído al igual que el precio del gas. Actualmente, el gobierno trabaja en una licitación para hacer petroquímica del metano (gas seco) que produce explosivos y fertilizantes. Este se ubicaría en Las Lomas de Tarpuy, a 5 km del puerto de Matarani en Arequipa.
Por otro lado, la petroquímica del etano (líquido de gas), la de mayor valor agregado, pues produce plásticos y productos farmacéuticos, es aún incierto, pues requiere construir un poliducto paralelo al Gasoducto Sur Peruano (GSP) que transporte los líquidos del gas natural.
“La justificación económica del GSP es la petroquímica, ya que la necesidad eléctrica no es tan grande”, dice Herrera Descalzi, ex ministro de energía y minas. La construcción es una opción del concesionario. “Depende de que los productores quieran transportar líquidos de gas y se nos presente un contrato. Tenemos dos años para incluirlo como parte de la concesión, después sería una negociación privada”, señala.
El desarrollo de esta petroquímica requiere que empresas y Estado se pongan a coordinar. Sin embargo, ninguno se muestra interesado hasta el momento en dar el primer paso.
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