Los convencianos tuvieron siete candidatos en las pasadas elecciones. De estos, tres se disputaban las preferencias: Somos Perú, encabezado por la actual alcaldesa Fedia Castro; el Acuerdo Popular Unificado (APU), liderado por Alexander Hidalgo Zamalloa; y el Movimiento Regional Fuerza Inka Amazónica (FIA), capitaneado por Wilfredo Alagón Díaz.
Hasta el 27 de agosto, fecha del inicio del paro indefinido en Quillabamba “contra la corrupción” y la redistribución del canon gasífero, se hablaba de un triple empate. La campaña electoral de este trío fue brutal en toda la extensión de la palabra. Cada uno alardeaba con su millonaria maquinaria política y mediática.
El 09 de septiembre terminó el paro y con él las aspiraciones de la candidata de Somos Perú, que se suicidó políticamente al atacar a los promotores de la medida de fuerza tildándolos de vándalos, cuando éstos defendían la posición del no a la redistribución del canon. A partir de aquí quedaban en carrera solo el FIA y el APU.
La imagen de Alexander Hidalgo (APU) es la de un político vinculado a los sectores de la izquierda convenciana. Tenía la ventaja de una plataforma política consolidada en la provincia y en la región. Sus candidatos a los distritos eran percibidos como los mejores cuadros locales. En la medida que la votación provincial es la suma de las votaciones distritales, entonces Hidalgo era sin duda el gran favorito.
Wilfredo Alagón (FIA) tenía muchos flancos débiles. No contaba con una organización partidaria bien cuajada. Su candidato regional no le aportaba políticamente nada. Su fortaleza, la que finalmente le hizo ganar, fue la imagen de ser el mejor cuadro técnico y profesional de todos los candidatos. En muchas encuestas era el favorito solo en la capital de la provincia (Quillabamba), más no así en los distritos.
Los últimos resultados electorales en La Convención han marcado un gran hito en su historia política. Ganó Wilfredo Alagón en la provincia pero el FIA perdió en todos los distritos. ¿Cómo ocurrió esto? La respuesta es solo una: por primera vez en la historia política-electoral el ciudadano ha ejercido su derecho de elección cruzando su voto. Es decir, eligió como su alcalde distrital al que consideró el mejor candidato y, con este mismo criterio, hizo lo propio para la provincia pero por otro movimiento. De esta manera, a nivel distrital, eligió a un candidato del APU y a nivel provincial votó por el FIA, porque lo consideró técnicamente el mejor preparado.
Los resultados oficiales de la ONPE grafican con claridad este voto cruzado: en seis distritos ganó el APU, en dos Somos Perú y en uno Alianza para el Progreso. El FIA no ganó en ningún distrito, solo en la provincia.
El APU perdió la región y La Convención. Aunque lo conseguido no es poca cosa: nueve (mayoría absoluta) de 13 consejeros regionales, cinco alcaldes provinciales y nueve distritales en La Convención, incluido el distrito más rico: Echarati. El reto para ser un proyecto político que trascienda a las elecciones (como suelen presentarse) será mantener disciplinadamente en el redil a sus nuevas autoridades.