La Policía de la División Policial de Cañete, a cargo del Coronel PNP Miguel Angel Nuñez Polar, tardó dos horas en llegar a la escena del crimen. Ocho horas después del asesinato, cuatro efectivos de la División de Homicidios de Lima llegaron a la vivienda donde se velaban los restos del periodista. Los operativos para la captura de los delincuentes recién empezaron el lunes 10, a las 6 de la mañana. Cinco sospechosos han sido detenidos, quienes vienen siendo investigados para confirmar su participación en el asesinato.
Adelantando opinión y sin tener en cuenta que las investigaciones no han terminado el director general de la Policía Nacional del Perú, General PNP José Flores Goicochea, aseguró que este crimen no es un caso de “sicariato”, sino de un intento de asalto con consecuente muerte, descartando que el crimen esté ligado al ejercicio periodístico.
El fiscal adjunto provincial de la Primera Fiscalía Corporativa de Cañete, Luis Raúl Samaniego Ramos, es el responsable de la investigación de este crimen.
El joven periodista Fernando Raymondi Uribe, colaborador de la revista Caretas, quien investigaba sobre el crimen organizado, el narcotráfico y la corrupción en la provincia de Cañete fue asesinado el último domingo 9 de noviembre.
El asesinato ocurrió aproximadamente a las 8 y 20 de la noche, cuando el periodista junto a su amigo Diego Ormeño, también estudiante de periodismo y colaborador en prácticas profesionales en la revista Caretas, se encontraban en la puerta del domicilio de la Calle 28 de Julio N° 395, donde su padre tiene una pequeña bodega. Ellos estaban a punto de cerrar la tienda, cuando oyeron el ruido de una mototaxi. Dos sujetos que tenían puestas gorras negras de lana que les tapaban la cabeza y las cejas, bajaron portando armas de fuego en la mano. Uno de ellos, ordenó a Ormeño que se largue del lugar. Éste se metió rápidamente al interior del domicilio. El otro sujeto apuntó con el revólver al periodista obligándole a ingresar a la tienda. En ese momento, alertado por los gritos de los malhechores, Hilario Raymondi, padre del periodista salió y se encontró con la escena. Uno de los delincuentes les gritó “¡Dónde está la plata!”, el anciano les señaló una vitrina llena de galletas donde había dinero y rápidamente fue al lugar para sacarlo y entregárselo. En ese instante uno de los sujetos apuntó a su hijo. El hombre intentó desesperado disuadir al delincuente que no le hiciera daño a su hijo, pidiendo con las manos que baje el arma. El delincuente disparó contra el periodista. Tras el impacto de bala en el pecho, el periodista cayó al piso. Los criminales huyeron sin robar nada.
El padre del joven, recién a las 8 y 40 de la noche pudo conseguir ayuda para trasladar a su hijo al hospital Rebaza, luego de haber acudido desesperado a la estación de bomberos N° 49 que se ubica frente a su domicilio, quienes no pudieron socorrerlo porque la ambulancia estaba descompuesta y el camión cisterna no tenía llaves. Tampoco lo hizo la empresa de luz, Edecañete SA, colindante a la estación de bomberos, en la que nadie le abrió la puerta. En la Comisaría del lugar no encontró a ningún policía de servicio. Sólo un conductor de un vehículo station wagon que transitaba por la calle le prestó la ayuda. El periodista murió camino al hospital.
Según el resultado del examen de necropsia practicada a Raymondi Uribe se sabe que la bala que impactó su cuerpo fue disparada a metro y medio de distancia e ingresó en picada a su tórax izquierdo. Pasó muy cerca de su corazón y le perforó un pulmón. El arma utilizada por los criminales fue un revólver calibre 38.
El joven que estudiaba y trabajaba en Lima, visitaba a su padre los fines de semana en su natal Cañete. Según informó la revista Caretas, él había estado investigando el desborde de la extorsión y sicariato en esa localidad. El medio publicó que recientemente había realizado averiguaciones en el Mercado de Chocos, en San Vicente de Cañete, y en el Mercado Nuestra Señora del Carmen de Imperial, donde recogió valiosa información periodística, fuentes le habían manifestado sobre víctimas de extorsión que habrían contratado sicarios para eliminar a los propios extorsionadores.
El padre del periodista, durante el sepelio, clamó justicia para que la muerte de su hijo no quede impune y se castigue a los responsables.
La Asociación Nacional de Periodistas del Perú – ANP Cañete emitió un pronunciamiento expresando su indignación y rechazo por el asesinato del periodista y solicitó al Ministerio Público y a la Policía Nacional del Perú, debida diligencia en las investigaciones para la pronta captura y ubicación de los criminales y que el Poder Judicial, encargado del juzgamiento y la sanción, los condené con el rigor que exige la ley. También expresaron su solidaridad a la familia y convocaron a una marcha por la paz y la justicia.
En la localidad de San Vicente de Cañete existen enfrentamientos entre bandas relacionadas a seudosindicatos de construcción civil, que se disputan la edificación de obras en los balnearios del sur del Perú, que ha dado origen a la violencia incontrolada de asesinatos por encargo.
FUENTE: ANP