Los países industrializados firmantes del Protocolo de Kioto acordaron en Viena reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 40% respecto del nivel de 1990, de aquí hasta el año 2020.
El documento de consenso, que tuvo que salvar la oposición inicial de Rusia, Japón, Canadá, Suiza y Nueva Zelanda, parte de la necesidad de detener los efectos del calentamiento global y de alcanzar el nivel de estabilización de gases de efecto invernadero, propuesto por el Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), entidad que advierte la necesidad de que estos países industrializados asuman este recorte.
Dicho nivel fue marcado por la comunidad científica con el objetivo de contener el calentamiento global por debajo de los dos grados centígrados, dado que por encima de ese límite los daños al medio ambiente serían irreversibles.