Ana María Watsong, representante de Amnistía Internacional (AI) Perú, señaló que las pistolas, revólveres y explosivos que están en poder de los civiles sin autorización son un grave peligro para la vida humana, pues generalmente caen en poder de narcotraficantes y delincuentes que las usan para perpetrar sus delitos.
“El uso indiscriminado de las armas permite que se produzcan asaltos, secuestros y también amenazas contra la población a través de las pandillas y organizaciones ilegales”, explicó la conductora de la campaña nacional ‘Armas bajo control’, quien llamó la atención no sólo de las autoridades sino de la propia sociedad, que debería organizarse para enfrentar este flagelo.
Las personas en posesión de armas deben entregarlas para contribuir a un clima de paz, mientras que las autoridades deben impulsar una amnistía que estimule a los poseedores ilegales a ponerse a derecho. Watsong invocó a la ciudadanía a fomentar una mayor seguridad ciudadana en sus respectivas poblaciones, y alejar el peligro de tiroteos que generalmente afectan a los inocentes.
La delegada de AI también recordó que muchos casos de violencia doméstica terminan en asesinatos con disparos o accidentes mortales en el hogar por la manipulación de pistolas por parte de menores de edad. El arrepentimiento no repara el daño hecho, puntualizó.