Proxeneta mantenía todo un sistema de explotación de menores

Según las investigaciones policiales, la hija de la denunciante Irene Rodríguez, identificada con las iniciales de AQR y con apenas 14 años de edad, fue invitada a trabajar en los ‘Bajos Mundos’ por una persona cuyo nombre se investiga.


 


Ya en el local de la proxeneta de apelativo ‘Sonia’, se le ofreció primero trabajar en la venta de cerveza, ganando S/. 6 nuevos soles por cada docena de botellas. Sin embargo, pocos días después, la propietaria del antro indujo a la menor a mantener relaciones sexuales con los parroquianos, a cambio de S/. 5 de los S/. 50 nuevos soles que cobraba por el servicio.


 


Otro caso que involucra a la desalmada proxeneta se relaciona con ‘Nicoll», de 17 años, traída desde la localidad de Pichanaqui con el pretexto de que trabaje en un restaurante. Sin embargo, le ocurrió lo mismo que a su compañera, pues ya en Kimbiri se le dijo que vendería cerveza, pero luego pasó a prostituirse cobrando S/. 8 nuevos soles por cada “servicio sexual”.


 


También se supo del caso de la adolescente de iniciales JSC, de 16 años, captada de la localidad de Satipo. Ella también recibía S/. 5 nuevos soles de las manos de Nancy Sánchez, quien se quedaba con los S/. 45 soles restantes pagados por los numerosos parroquianos que asisten a su vil negocio.


Igualmente, la adolescente empezó a trabajar vendiendo cerveza, lo que revela el ‘modus operandi’ de esta desalmada que ya está tras las rejas.


 


Administradores involucrados


Por otra parte, un trabajo de investigación a cargo de reporteros de INFOREGIÓN San Francisco descubrió que algunos propietarios de los bares y cantinas ubicados bajo del puente interdepartamental que une a San Francisco (Ayacucho) con Kimbiri (Cusco) aceptaron que sus negocios son escenario para el ejercicio de la prostitución.


 


«Ningún bar ni cantina puede darse de puritano en esta zona», declaró una propietaria de uno de estos bares, según se escucha en un audio obtenido por los periodistas. La mujer insiste en solicitar mayor flexibilidad en la ordenanza municipal que restringe el número de mozas de atención en un club nocturno, de tres a solo una chica por negocio.


 


Otro entrevistado, que no aceptó identificarse, dijo que las peleas y tiroteos callejeros en la zona ocurren debido a la presencia de extraños y no por cuenta de los asiduos asistentes a los prosti-bares, que ya son conocidos.