Cada árbol cuenta (*)

La calle es una selva de cemento, se adelantaba el gran compositor puertorriqueño Tite Curet allá por los 80. Han pasado más de 30 años del tema popularizado por Héctor Lavoe y vivimos cada vez más cerca de esa realidad.

En nuestro país, cada vez los árboles importan menos y el cemento se desplaza con más agilidad. El cambio climático llegó y ninguno de los climas que conocemos hoy serán los del mañana.

Liliana Miranda, arquitecta y directora ejecutiva del Foro Ciudades para la Vida, es una conocedora el tema y afirma que la desertificación de la selva peruana es uno de los escenarios probables (aunque no es seguro que así ocurra) de aquí al 2100.

“Por eso cada árbol cuenta, si en la selva vamos a tener desertificación como resultado del calentamiento de la tierra, habrá más calor y menos lluvia, y menos agua en el Amazonas y sus ríos, y las lluvias intensas podrían causar inundaciones en las ciudades y los cultivos”, precisa. Es un escenario apocalíptico, pero no imposible.

En el Perú, además de dejar de depredar indiscriminadamente la selva y tener mayor firmeza en el control y sanción de la deforestación, lo que mejor podemos hacer es apostar por el ordenamiento territorial (OT) con una clara zonificación, que permita construir ciudades con orden y proteger los ecosistemas.

Liliana explica que el OT debe planificarse en todos los niveles: urbano, rural, suelo, subsuelo, mar, lagos, glaciares, áreas naturales protegidas, las islas, el aire y absolutamente todas las interacciones que se den al interior del territorio peruano.

Además debe ir acompañado de la zonificación económica y ecológica, especificando el posible usos de determinados territorios ya sea en una zona residencial, comercial, industrial o minera; agrícola o glacial; de los bosques, el mar y los ríos.

“Recién cuando podamos tener claridad en estos aspectos podremos ordenar el territorio y trabajar para adaptarnos al cambio climático y mitigar en la medida de lo posible sus impactos”, sostiene la ambientalista.

El Plan de Ordenamiento Territorial debe ser construido por los gobiernos regionales, lo cual implica que cada sector conceda parte de su poder sobre un territorio.

“No debe haber dos entidades haciendo un Plan de Ordenamiento Territorial, es uno solo el que debe decir qué pasa en un territorio y ver que se destine para la actividad más adecuada, teniendo en cuenta la salvaguarda de los recursos existentes en esa zona y sus alrededores”.

Actualmente hay más una propuesta de proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial en el Congreso de la República, las cuales contienen textos completos de la propuesta inicial que hace años trabajó el Foro pero que no fueron aceptadas por diferentes razones.

Sin embargo, estas propuestas no incorporan el aspecto de la zonificación territorial, y la pregunta es cómo se va a ordenar un territorio si no se sabe cuál es la razón de ser de éste.

Si seguimos como estamos, corren peligro muchas áreas naturales protegidas, las especies de flora y fauna; e incluso vidas humanas, pues cualquiera puede construir su vivienda en una zona de riesgo sísmico no mitigable, poniendo en riesgo su vida y la de toda su familia.

La arquitecta enfatiza en que debemos construir ciudades seguras climáticamente, preparadas para los climas del futuro, los que no conocemos, pero que definitivamente van a alterar todo nuestro modo de vida. Y todo esto podemos hacerlo solo con la voluntad política de aprobar una Ley de Ordenamiento territorial adecuada.

DATO

Foro Ciudades para la Vida (FCPV) es una red interinstitucional integrada por gobiernos locales, universidades, organizaciones no gubernamentales y gremios empresariales, de 20 ciudades del Perú.

Su objetivo principal al 2021 es promover acciones concretas entre diferentes actores que resuelvan problemas críticos urbano-ambientales.

El Programa Nacional del Foro Ciudades para la Vida se concentra en tres sub-programas: Desarrollo de capacidades de gestión y promoción de agendas 21; desarrollo urbano y construcción sostenible, para desarrollar sinergias y reducir vulnerabilidades de los ecosistemas, particularmente frente al cambio climático; y calidad ambiental en el que se ha priorizado el tema del agua y la gobernanza del agua desde las ciudades y cuencas.

(*) Artículo publicado en el No.4 de la revista InfoRegión.