Los problemas de la distancia quedaron atrás para estos adultos mayores nativos de las etnias yaminahua, asháninka y amahuaca que viven en el lejano distrito de Yurúa, en la frontera con Brasil. Ellos son usuarios de Pensión 65 en la región Ucayali y gracias a una nueva modalidad de pago empezaron a cobrar en su propio distrito la subvención económica bimestral de 250 nuevos soles que les entrega el Estado.
La única forma para conectarse con el resto del Perú que tienen los hombres y mujeres que viven en Yurúa es por vía aérea, pero para todos los pobladores de la segunda localidad más pobre de la región Ucayali es imposible asumir el alto costo de los pasajes aéreos.
Entre los menos de 2,000 habitantes de Yurúa que están distribuidos en tres centros poblados: Breu (capital del distrito), Sawawo Hito y Dulce Gloria, se encuentran los 22 adultos mayores en extrema pobreza que, según el padrón de usuarios de Pensión 65 del bimestre mayo – junio de 2014, reciben la subvención económica bimestral que entrega el Estado, informó el Ministerio de Inclusión Social a INFOREGIÓN.
DÍA HISTÓRICO
Juan Merino Valdivia salió muy temprano de su casa ubicada en la comunidad nativa de Santa Rosa. Lo acompañan sus hijas, yernos y nietos, como es costumbre entre los nativos yaminahua, quienes suelen desplazarse junto a toda su familia. Para los Merino Valdivia es un día histórico, porque por fin el patriarca de la familia recibirá la protección del Estado con Pensión 65.
La única vez que los adultos mayores de Yurúa cobraron la subvención económica de 250 nuevos soles que entrega el programa social fue días antes de la Navidad de 2013, gracias a que el alcalde distrital, Edwin Alvarado, fletó una avioneta que los llevó hasta Pucallpa, donde cobraron el dinero en la agencia del Banco de la Nación de esa ciudad.
Sin embargo, la cantidad de usuarios creció y el traslado de los adultos mayores hasta Pucallpa se hizo difícil de asumir por el alto costo de los pasajes. Juan Merino se convirtió en usuario de Pensión 65 desde febrero último, pero nunca había cobrado la subvención económica porque no podía viajar hasta Pucallpa.
“Hace muchos años me quedé viudo, me gusta escuchar música en la radio, pero la que tenía se malogró hace mucho tiempo y no podía comprar otra porque primero hay que comer. Ya recibí tres pagos juntos de mi pensión y he podido comprar mi radio nueva”, cuenta don Juan, quien tiene 68 años.
En Yurúa hay sonrisas por todos lados gracias a la implementación de esta nueva modalidad de pago que ha permitido al Estado llegar a esta alejada localidad, en donde gran parte de la población habla su lengua nativa, y un poco de castellano y portugués.
La coordinación entre el Banco de la Nación, Pensión 65 y el municipio distrital de Yurúa ha hecho posible que los usuarios del programa social cobren por fin su pensión sin tener que salir de su distrito. Los funcionarios de la entidad bancaria viajan hasta la frontera con Brasil en un vuelo cívico de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) que sale de Pucallpa, y luego de una hora están en Yurúa para entregar a los adultos mayores esta subvención económica que empieza a cambiar sus vidas.
“Es un día de mucha alegría para todos, porque los adultos mayores ya no tendrán que desplazarse hasta Pucallpa para cobrar su pensión. La presencia del Estado en un distrito de frontera prueba los esfuerzos realizados y el trabajo conjunto de diferentes instituciones para atender a esta población vulnerable. Los adultos mayores ahora cobran su pensión en su propio distrito y con mayor seguridad”, sostiene la viceministra de Prestaciones Sociales de MIDIS, Norma Vidal.
ESFUERZO DEL ESTADO
El esfuerzo del Estado por llegar a las comunidades más alejadas del país rinde sus frutos y permite a los adultos mayores más vulnerables acceder a una pensión que es su derecho, con las mayores facilidades posibles. Prueba de ello, Joaquín Pérez, nativo de la etnia yaminahua de 72 años y usuario de Pensión 65 desde octubre del año pasado, pudo cobrar las cinco pensiones acumuladas en su cuenta del Banco de la Nación y recibió 1,250 nuevos soles.
Cuando en diciembre del año pasado los adultos mayores que son parte de Pensión 65 en Yurúa fueron llevados a Pucallpa por su alcalde, don Joaquín no pudo viajar a cobrar su pensión porque estaba enfermo. Aunque confiesa que además tiene mucho miedo a los aviones.
“Voy a comprar mi mosquitero nuevo, mi fruta y mis cartuchos para cazar”, cuenta Joaquín, quien no para de sonreír y dice que está feliz porque podrá comprar comida para él y su familia.
“Pensión 65 continúa implementando nuevas modalidades de pago para llegar a los lugares más alejados del país. Este es un hecho histórico, es la primera vez que llegamos con el beneficio a Yurúa, donde viven pobladores de diferentes comunidades nativas. Es el esfuerzo conjunto de Pensión 65, Banco de la Nación, el municipio de Yurúa, y a ellos se ha sumado un nuevo actor, la FAP”, explicó el director ejecutivo de Pensión 65, José Villalobos, tras supervisar el pago a los usuarios del distrito fronterizo de Yurúa.
A COMER PESCADO
Andrés Rodríguez Tomishi es un nativo asháninka de 72 años, y también cobró por primera vez su Pensión 65. Con las tres subvenciones económicas acumuladas desde que se convirtió en usuario, compró una olla para cocinar sus pescados favoritos: el zúngaro y el boquichico. “He comprado mi ollita y ahora podré cocinar mejor para mis hijas y mis hijos, y también para mis nietecitos. También he comprado todo lo que necesito para pescar”, afirma Andrés.
Emilia Da Silva nació muy cerca de Yurúa, en l lado brasileño, pero se hizo peruana cuando decidió dejar su tierra por amor a su esposo y sus hijos. Es usuaria de Pensión 65 desde este último padrón de afiliados, y se siente protegida por el Estado. 66 años.
“Hace muchos años decidimos hacer nuestra vida en Yurúa, hemos tenido ocho hijos, y ya no pensamos en salir, porque acá hemos echado raíces”, relata don Francisco, esposo de Emilia, quien juega con Jovito y Nicola, los dos monos que se han convertido en mascotas de la casa, mientras vigila cómo se cocina el pescado que han podido comprar con la pensión que recibió su esposa.
Pensión 65 tiene 4,919 usuarios en toda la región Ucayali, mientras que en la provincia de Atalaya son 328 adultos mayores los que reciben la subvención económica y en Yurúa son 22 usuarios provenientes, en su mayoría, de las etnias yaminahua, asháninka y amahuaca.