Aún no se esclarecen causas del derrame producido en el Marañón

Ha pasado más de una semana y aún no se tiene información precisa del derrame de petróleo que afecta a la quebrada Cuninico, afluente del río Marañón, en Loreto. Pero las primeras imágenes del derrame se hacen públicas en algunos medios y entidades, en ellas se aprecian peces, reptiles y vegetación muertos a causa del derrame.

¿Cuántos barriles de petróleo se derramaron? ¿En qué fecha ocurrió? ¿Por qué se originó? ¿Cómo se realiza la remediación y en qué condiciones? Preguntas fundamentales que hasta hoy no tienen respuesta oficial de Petroperú, entidad responsable de la infraestructura que originó el derrame, el Oleoducto Norperuano.

Una nota de prensa de Petroperú publicada 8 días después de identificar el incidente, dice: “Debido a que el lugar es muy agreste y de abundante vegetación no ha sido posible determinar aun el volumen de crudo procedente de la fuga”. Petroperú busca justificarse en la geografía de la zona; pero tampoco ofrece más información; salvo, claro, que inició labores de contención de crudo.

En otra información del mismo día, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) precisa algo más: que el impacto del derrame afecta a “más de 2 hectáreas (20 000 m2)”.

Los informes oficiales también indican que se están realizando labores de contención del petróleo, por medio de barreras o tapones de contención en el agua de la quebrada para evitar que el petróleo fluya hacia al río Marañón. Pero esta información se contradice con lo dicho por algunos pobladores.

Critican informes y las labores de contención

El presidente de ACODECOSPAT, Alfonso López Tejada, critica el silencio de Petroperú y OEFA. “Ha ido a fiscalizar la OEFA y no manifiestan cuánto han derramado de crudo, Petroperú tampoco manifiesta cuánto; ‘ignorantemente’ tenemos un cálculo mayor de 10 mil barriles de petróleo porque no han ubicado el mismo día que se ha dado la ruptura, los hermanos de las comunidades se han percatado cuando ya estaban bajando los pescados muertos.

Asimismo, refiriéndose a la contención del derrame señala el apu: “que pongan barreras para que el negro del petróleo no siga bajando, no significa que controlen el aceite que se mezcla con el agua y que sigue bajando”, “tenemos clarísimo que lo que ha ocurrido en Cuninico contamina la cuenca del Marañón”.

La afirmación de Alfonso López encuentra respaldo en testimonios de pobladores de Santa Rita de Castilla, en la cuenca del Marañón. Siurana del Castillo, madre de familia de Santa Rita, señala que “algunas personas estamos saliendo con alergia, estamos saliendo con comezones fuertes. Cuando lavamos nuestro plátano sale el sabor a petróleo”.

El sabor a petróleo y la aparición de enfermedades ha despertado la alarma en Santa Rita, a varias horas del sitio de derrame. El agua del río presenta “brillos como de grasa”, que no es común en el Marañón, informó el Observatorio Petrolero de la Amazonía Norte (PUINAMUDT) a INFOREGIÓN.

DOS DERRAMES

Días antes del derrame en Cuninico, se originó otro en la misma Estación de Bombeo de Petroperú, la cual se ubica en territorio de la comunidad San José de Saramuro. El apu de Saramuro, Segundo Chuquival, informó que el hecho se dio “en la zona industrial”, donde no tienen acceso.

“El primer derrame ocurrió el 26 de junio, en la Estación 1 del oleoducto, a la altura de la válvula 58 de bombeo”, indicó al respecto OEFA en un comunicado de inicio del mes de julio. Sin embargo, dos derrames en 15 días llama ha llamado la atención a las autoridades indígenas.

Ya lo ha denunciado ACODECOSPAT, “se está sobrecargando con el petróleo crudo que está viniendo de la cuenca del Napo” dice el presidente de la organización indígena kukama Alfonso López.

A partir de diciembre de 2013 se inició la producción de petróleo pesado en el Lote 67 en el Napo, operado por la empresa Perenco. Esta producción es centralizada en  la Estación 1, en Saramuro y luego es enviada a Talara vía el Oleoducto Norperuano. Según se ha anunciado, en la zona del derrame el oleoducto estaría sumergido en agua, hecho que, además, evidencia una infracción vinculada a la instalación de infraestructura en la zona.