Gobierno americano continuará apoyando estrategia antidrogas en el Perú

Michael J. Fitzpatrick, Ministro Consejero de la Misión en Lima, de la Embajada de los Estados Unidos de América, reafirmó la decisión de su país de continuar apoyando la estrategia de política antidrogas que se implementa en el Perú.

“La producción, el tráfico y el consumo de drogas son parte de la problemática que aqueja y amenaza a todos los pueblos del mundo, para el narcotráfico no hay barreras ni fronteras, y para combatirlo de manera eficaz es necesaria una estrecha colaboración internacional y una voluntad política sostenida”, enfatizó el representante americano en el fórum internacional “Fortalecimiento de la lucha contra las drogas: experiencia, desafíos y propuestas”, realizado en el Congreso de la República.

Asimismo, recordó que el narcotráfico es una industria ilícita con inmensos recursos económicos y poder que busca ampliar constantemente sus mercados, promueve el consumo en niños y jóvenes de todo el mundo; destruye familias, el medio ambiente, alienta el cultivo y la producción de drogas; penetra en las empresas legales, corrompe autoridades e instituciones; y busca ingresar a la política y expresar sus ideas en los medios de comunicación.

Agregó que “establece redes y alianzas con otras industrias del crimen como el tráfico de armas, trata de personas, minería ilegal y el terrorismo”. No actúa de manera directa o explícita en su objetivo de penetrar en la sociedad y ganar adeptos, lo hace indirectamente, nadie dice yo soy narcotraficante, yo defiendo al narcotráfico, los mecanismos de penetración son sutiles, inteligentes.

“El narcotráfico desarrolla argumentos y estrategias sensibles para la población y las sustentan en las necesidades reales de la gente, la pobreza, el aislamiento y el abandono, pero también aprovechan el desconocimiento, la escasa información, la poca reflexión y la buena fe de muchos; y cuando no es suficiente, viene la parte más fea, la intimidación, la corrupción y la violencia, la plata o el plomo, por eso es importante que comprendamos de manera integral el fenómeno de las drogas y el narcotráfico”, resaltó Fitzpatrick.

Al respecto, dijo que no se puede seguir concibiendo el problema del consumo como un hecho aislado de salud individual o familiar o solo de un país, tampoco se puede entender el problema de los cultivos ilícitos solo como un asunto de pobreza rural o campesina, o como un problema urbano de bandas criminales, pues el consumo y la producción de drogas son parte de una problemática compleja cuya raíz está en la industria transnacional del crimen del narcotráfico y debe ser abordada de manera integral por cada país en particular y por la comunidad internacional en su conjunto.

RESPONSABILIDADES

Michael J. Fitzpatrick, sostuvo que existe una responsabilidad nacional de cada país para luchar contra las drogas y el narcotráfico, a través de políticas públicas y medidas para enfrentarlo.

Existe también la responsabilidad colectiva que asume la sociedad en su conjunto, los partidos políticos que aspiran a gobernar, el sector empresarial, las organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación, las instituciones colectivas y los gremios.

De igual forma, se encuentra la responsabilidad internacional. “La comunidad de naciones ha decidido enfrentar conjuntamente un problema que es global, que traspasa las fronteras y afecta la humanidad entera, mi gobierno considera que el narcotráfico y la producción de drogas es una amenaza a nuestra seguridad nacional, nuestra política, entonces, enfrenta el problema de las drogas desde una perspectiva integral y de largo aliento, los valores de los EE.UU. que sustentan el desarrollo en el largo plazo alientan la construcción de instituciones fuertes”, dijo.

ESTRATEGIA ANTIDROGAS

El representante de la embajada americana en Perú, enfatizó que el narcotráfico es una amenaza a la seguridad nacional de su país, pero no es una amenaza militar ni se necesita responder con una solución militar.

Así como el cambio climático ha sido formalmente diagnosticado como una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos y nadie piensa que amerita una solución militar, ocurre lo mismo con el narcotráfico.

Por ende, lo que corresponde hacer es “construir mejores capacidades en las entidades responsables de aplicar la ley, formar jueces, fiscales y policías competentes y honestos, fortalecer el sistema de justicia para combatir con eficacia al crimen organizado, esas acciones forman parte de nuestra visión y de nuestra política antidrogas”, remarcó durante su exposición Michael J. Fitzpatrick.

Los fondos que los Estados Unidos destina a la lucha contra el narcotráfico se distribuyen entre los programas de educación, prevención, rehabilitación y aplicación de la ley, de esta manera desde el año 2010 la administración del presidente Obama está comprometida con una política antidrogas con un enfoque balanceado de salud pública y de seguridad pública, sustentado en cuatro ejes principales: prevención del consumo de drogas a través de la educación; amplio acceso al tratamiento para las personas que padecen de adicción; reforma del sistema de justicia penal a fin de romper el ciclo de consumo, delito y sanción, protegiendo a la vez la seguridad pública; y apoyo a personas con adicción a fin de romper el estigma asociado con esta enfermedad.

“El consumo de cocaína en los Estados Unidos se ha reducido sostenidamente más de 20% solamente desde el año 2007, y mucho más si se considera de los años 80, 90 del siglo pasado.  Ahora menos de 1.5% de los adultos en mi país son consumidores de cocaína. Esto es lo bueno, lo malo es que hoy enfrentamos un aumento en el consumo de heroína, metanfetamina, drogas sintéticas u otro tipo de drogas, el mismo que es abordado de manera integral en nuestro país” dijo Fitzpatrick.

ESCENARIO GLOBAL

El Ministro Consejero de la Misión en Lima precisó que actualmente el Perú enfrenta una situación complicada porque hay mercados globales para la cocaína peruana. Por ello, la estrategia antidrogas internacional que aplica EE.UU. está dirigida a apoyar a otros gobiernos a combatir la industria transnacional de las drogas; ampliar iniciativas de prevención del consumo y tratamiento; promover estilos de vida alternativos lícitos en áreas de producción e impulsar la colaboración con socios internacionales a fin de fortalecer y modernizar las instituciones responsables de la aplicación de la ley y los sistemas de la justicia.

“Nuestros programas se basan en el principio de sostenibilidad en el largo plazo, la voluntad política y la inversión de los gobiernos en aspectos claves de los mismos”, precisó.

Asimismo, enfatizó el hecho de que en el Perú los Estados Unidos apoya el objetivo común de promover el desarrollo económico y social y la vigencia del estado de derecho y la disminución del consumo, para proteger a las familias, las comunidades, los bosques tropicales y los ríos vírgenes del Perú, así como apoyan la disminución de la corrupción, la criminalidad transnacional organizada y la violencia auspiciada por estas redes siniestras.

“Nuestro programa antinarcóticos bilateral es designado a apoyar la implementación de la estrategia nacional del gobierno peruano, que contempla simultáneamente el desarrollo alternativo, la interdicción, la erradicación, y el fortalecimiento de las instituciones tutelares del Estado (…) pues el nefasto poder del narcotráfico se extiende mucho más allá de los valles productores, por ello saludamos la firme voluntad política del gobierno del presidente Humala por combatir y derrotar este flagelo que es global y local a la vez y que tiene un inmenso potencial destructivo para los seres humanos y para la vida civilizada”, sostuvo.

En ese sentido destacó que los recursos de la colaboración antidrogas de EE.UU. con el Perú se destinan a dos áreas claves: desarrollo y aplicación de la ley.

“Apoyamos decididamente los esfuerzos del gobierno del Perú por promover un programa integral de desarrollo alternativo en las principales áreas cocaleras, así como de restablecer el estado de derecho en las zonas de producción de coca, se trata de un enorme desafío pues esas zonas se encuentran entre las más pobres del país y predomina ahí la economía ilícita”, precisó Fitzpatrick.

La idea de que el cultivo ilegal es la solución a la pobreza es una falsedad, una mentira vendida por los traficantes que quieren mantener control local, enfatizó el funcionario de EE.UU.

Finalmente, recordó que en el año fiscal 2013 la colaboración antidrogas de EE.UU. con el Perú ascendió a aproximadamente 99.7 millones de dólares, 32 millones de dólares destinados a programas de desarrollo alternativo y 67.7 millones de dólares a apoyar el fortalecimiento del estado de derecho en el Perú (INFOREGIÓN).